1. BOSQUE DE PINOS, LA NIÑA DE LA PLAYA


    Fecha: 20/03/2020, Categorías: Hetero Autor: danitzcastro99, Fuente: SexoSinTabues

    Al cumplir mis 55 años, mi esposa de 45 me había abandonado para vivir con un joven de 22, mi única hija ya estaba viviendo con un holgazán que no le gustaba trabajar. Yo, solo por completo, decidí comprar una cabaña en la playa, en una pequeña caleta de pescadores, y pasar allí mis últimos años viviendo en paz. Me tocó de vecina una mujer alcohólica que vivía con su pequeña hija. Era una mujer que tenía 30 años, pero el alcohol la tenía muy envejecida, se notaba que en su juventud había sido muy hermosa pero, de eso no quedaba nada. Toda esa belleza la había heredado su pequeña hija, Lupe, de 8 años. Era una muchachita con una postura esbelta, los hombros atrás, el cuello largo, la cabeza en alto y la mirada orgullosa, por eso había recibido el apodo de “El Cisne”. Tenía un cabello rizado de color castaño claro, unos grandes y expresivos ojos color azul cobalto, una nariz fina y respingada, los labios gruesos y un bonito tono de piel tostado avellana, fruto del sol, la playa y el viento salino del mar. Su cuerpo era delgado y fibroso, como siempre usaba ropas coloridas, cortas y ajustadas, pude ver que su abdomen era musculoso, tenía unas piernas largas dotadas con muslos gruesos y bien torneados y… un bonita cola, un poco grande para su cuerpo, con forma de corazón invertido y nalgas gorditas, mullidas y redondas. Su madre trabajaba como prostituta en el pequeño y triste prostíbulo del lugar durante la noche, durante el día dormía y se emborrachaba, su casa y terreno ...
    ... estaban sucios y muy mal cuidados y la niña vagaba sola por la playa y el poblado. Yo, en tanto, pasaba mis días remodelando mi nueva cabaña y limpiando el terreno. Obtuve una cabaña pequeña, adornada rústicamente, rodeada de un frondoso prado y ordenados jardines. Una tarde de verano tocaron a mi puerta, al abrir ví a Lupe “vestida” con un bikini rosado gastado y muy pequeño. La mandaba su madre, pedía ayuda para limpiar su terreno, hacer unas reparaciones en su casa y crearle un jardín. Me pagaría, claro está. Acepté, pensando que así pasaría un verano menos aburrido. Con los días me gané la confianza de la mujer y el cariño de Lupe, quien me coqueteaba cómica y descaradamente frente a su madre. Se paseaba por la casa en calzoncitos, me bailaba, se maquillaba, me hacía cosquillas, etc. Dos meses después, casi al finalizar mi trabajo, Lupe me llamó a su dormitorio. Como el calor era insoportable, Lupe sólo estaba vestida con un viejo calzoncito rosado, recostada sobre su cama. Con una mano palmeó sobre la colcha, invitándome a sentarme a su lado. Y así lo hice. No hubo provocaciones, ni lenguaje lascivo, ni actitudes eróticas, no era una niña con personalidad de adulta o de puta…no, nada de eso. Simplemente y en silencio, la niña me miró a los ojos durante unos segundos, sonrió, se quitó los calzoncitos, se puso a horcajadas, levantó sus caderitas y, con sus manos abrió su conchita, mostrándomela y ofreciéndomela. Yo quedé aturdido de la sorpresa, sin saber qué hacer, pensando en ...
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