1. El Aldeano y mi cuñado


    Fecha: 19/03/2020, Categorías: Transexuales Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos

    La madre de mi marido llevaba tiempo delicada y aprovechando el periodo de vacaciones me ofrecí a hacerle compañía y atenderle para colaborar en los cuidados de la casa esperando su mejoría. Mi marido pasaría los fines de semana y volvería a la Ciudad los lunes para ocuparse de su empresa que no podía dejar desatendida. La idea no era muy apetecible para una mujer urbanitas que nunca había vivido en el campo más de dos días, pero me creí en la obligación de echar una mano atendiendo a mis suegros en un momento delicado. Mi cuñado era soltero, y siempre se había encargado de la finca, había preferido no estudiar y dedicarse a la agricultura y la ganadería, gestionando la explotación familiar.
    
    En las tareas le ayudaba un empleado fijo y de forma eventual contrataba trabajadores para faenas puntuales. Tadeo, así se llamaba el empleado, era un chico de pueblo, rudo y sin apenas formación, pero como hombre era atractivo, un morenazo alto, fuerte, ojos negros hermosos, boca sensual, con una sonrisa simpática y picarona. Cuerpo musculoso con sus brazos fornidos y manos grandes, poderosas. Un atleta griego salido de una historia de personajes míticos. Desde que lo vi me impresionó de tal forma que solo su visión me provocaba pensamientos lascivos y no podía quitármelo de la cabeza. Me interesé por conocer algo más de él y me contaron que desde niño se había distinguido por tener un miembro exagerado, que siempre tenía parado y que su fama había conseguido que algunas casadas y ...
    ... viudas insatisfechas de la comarca, acudieran a él desde muy joven, para aplacar sus instintos incontrolables. En la soledad de mis noches, en la cama huérfana de mi marido, me masturbé en numerosas ocasiones fantaseando con que aquel macho rudo y fornido me hiciera suya. Lo deseaba con todas mis fuerzas y aplacaba mis instintos primitivos y mi lujuria masturbándome en la oscuridad de mi alcoba antes de dormir. Pasaban mis días de soledad con la esperanza de que surgiera la ocasión de echarme en brazos de aquel Apolo apetecible.
    
    Atendía a mis suegros de la mejor manera posible y con mi cuñado apenas cruzaba palabra, pues siempre estaba ausente dedicado a sus menesteres. Un día escuché que le daba instrucciones a Tadeo sobre los trabajos a realizar al día siguiente, él se iría a la Ciudad todo el día para atender unos asuntos. Por la noche en la cama, mientras me masturbaba como de costumbre fantaseando con Tadeo, plantee como acercarme al día siguiente hasta los almacenes donde Tadeo debía trabajar reparando y preparando la maquinaria para ciertos trabajos que debía realizar. Se me brindaba la oportunidad de estar a solas con Tadeo y no la podía desaprovechar, solo debería tomar precauciones para no levantar sospechas y ser discreta, mi duda era cómo reaccionaría Tadeo a mis insinuaciones.
    
    Me levanté a la mañana siguiente dispuesta a todo, después de atender a mis suegros y darle instrucciones a la chica de servicio, me puse un vestido fresquito, con falda corta de vuelo y ...
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