1. Una clienta en la sucursal. Mi vida de casado II


    Fecha: 24/06/2017, Categorías: Fetichismo Tabú Hardcore, Autor: financiero35, Fuente: xHamster

    ... contestaba precisamente a cada una de las preguntas que me hacía, nunca se sabe cuando puede entrar un ruso adinerado por la puerta y hay que estar preparado , no sin forzar en ocasiones que me repitiese una y otra vez alguna cuestión para ver cómo se esforzaba en reformularla y se trababa con el idioma, llevándole a sonreír y sonrojarse, algo que en una piel tan blanquita se notaba al instante.A lo largo de la reunión me parecían entender algunas sugerencias y miradas picaronas por su parte, aunque tal vez sólo fuera en mi imaginación, a la que le hacia falta muy poco para calentarse, por lo que debo confesar que tuve un par de erecciones bajo la mesa, una bastante fuerte cuando noté que su pie rozaba el mío.Tras las explicaciones, Katherina estaba dispuesta a trabajar con nosotros, así que le emplacé a una cita por la tarde de ese mismo día, sabiendo que mis compañeros de oficina esa tarde no estarían ya que tenían una reunión formativa en el centro de la ciudad, así que estaríamos solos la rusa y yo...no es necesario que les diga cuáles eran mis intenciones más allá de conseguir un nuevo cliente a mi empresa.Tras una dura mañana de trabajo y una copiosa comida con clientes, volví a la sucursal hacías las 16:45. Lo cierto es que me había pasado comiendo y tal vez un poco bebiendo aunque sin perder en ningún momento el control, y está situación habían hecho que la excitacion que había tenido por la mañana con Katherina ahora no lo fuese tanto, y es que como dicen, un ...
    ... placer satura el resto de los sentidos, y parece que el gusto de la comida me había colmado.No pasaban ni cinco segundos de las 17.00 cuando sonó el timbre de la oficina, y allí, tras el doble cristal del seguridad estaba Katherina, según me acercaba a la puerta la notaba más alta y es que ahora estaba sobre dos preciosos zapatos negros con tacón de cinco centímetros y suela roja. A medida que subía la mirada no perdía detalle de sus piernas, ahora vestidas con unas medias finas negras que dejaban ver un tatuaje tribal que se perdía por el muslo derecho bajo la falda.Le abrí la puerta y la dejé pasar, involuntariamente no abrí demasiado la puerta e hizo que me rozase con su cuerpo al entrar y confieso que olía deliciosamente a agua fresca. Parecía que ya se me había pasado el empacho de la comida y el placer de la lujuria volvía a resurgir, así que no perdí la ocasión de intentar acercarme a ella.Con casi la mitad de las luces de la sucursal apagadas le fui guiando hasta llegar a mi despacho, que tampoco estaba especialmente iluminado, una lámpara de pie en una esquina, la lámpara sobre el escritorio y la luz de la pantalla del ordenador era todo lo que había. Le pedí su chaqueta para dejarla en el perchero y se la deslizó por sus brazos con un simple movimiento de hombros, dejando al descubierto la blusa que llevaba. Era una camisa rosada sin mangas que contrastaba con la piel blanca de sus brazos, y un escote no demasiado pronunciado, aunque el pecho que tenía, cálculo que una ...
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