1. Dinora


    Fecha: 21/02/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi nombre es Dinora, y me cansé de la misma cantaleta... Me cansé de que constantemente me la metiera sin motivación, que se moviera un poco y me soltara su leche cuando le pedía un poco de variación; y me cansé de tal modo que le tuve que ponerle los cuernos, sin proponérmelo…
    
    Me encontraba trabajando pasada la hora de mi salida, eran las 6:30 de la tarde y mi jefe me había pedido que me quedara un par de horas, ya que le era necesario terminar unas presentaciones de contabilidad para el gobierno.
    
    No sé por qué sentí que había cierta atmósfera sexual en el aire de la oficina; y cuando la otra secretaria se marchó, para entregar la documentación solicitada por esa Dependencia, y me quedé sola en la oficina, sentí miedo… Me di cuenta de que la puerta del despacho privado de mi jefe estaba cerrada y que en apariencia se estaba ocupando de sus asuntos. Bien, era verdad que en tres años nunca se había propasado conmigo... pero algo en su mirada siempre me dio a entender que le gustaba. Las mujeres sabemos de esto... por instinto.
    
    Eran casi las 7:00 cuando me dediqué a colocar los archivos en orden, y para hacerlo tenía que trabajar de espaldas hacia la entrada, poniendo cada fólder en su lugar. Me absorbí por completo en la tarea, hasta que de repente sentí dos manos que, rodeando mi talle, acariciaban mis tetas apretando la tela de la blusa. Al mismo tiempo la boca abierta y caliente de mi jefe, comenzó a lamerme el cuello y la nuca. Sería tonto decir que me resistí, ...
    ... porque cuando sentí su verga apoyarse en mis nalgas, empujándome el trasero, tratando de penetrarme por la trastienda, perdí la noción de la vergüenza... Era lo que toda la vida había deseado, que me la metieran de espaldas, como si me estuvieran cogiendo por el culo.
    
    Él, al ver que no oponía resistencia, me abrió con manos temblorosas los botones de la blusa, haciéndome brotar las tetas sobre las copas del sostén y comenzó a apretarlas espasmódicamente, haciendo que mis pezones rosados parecieran a punto de estallar. Se inclinó, siempre de espaldas, de forma que quedaba doblada sobre la mesita en que tenía depositados los expedientes: Mis tetas colgando sobre los papeles... temblaba toda de excitación cuando me subió la falda, enrollándola en mi cintura.
    
    Un shock eléctrico me recorrió la columna vertebral y sentí que mi vagina ardía cuando me llamó puta, jamás en mi vida me lo habían dicho y esa palabra me trastornó… Hundió sus dedos en mi encharcada papaya, donde de veras me sorprendí de lo empapada que estaba, pues sus dedos resbalaban en mis jugos y chapoteaban en la sopa que tenía en mis entrañas.
    
    Sin tiempo para quitarme las pantaletas negras, lo sentí que las apartaba a un lado y que su pene, grueso y largo me entraba como un ariete por mi hinchada raja, hacia arriba… Mi culo y mis nalgas comenzaron a menearse como si fueran una batidora. Nunca una verga me había llegado a los puntos que estaba tocando aquel hombre con su tremendo trozo.
    
    Mi jefe me tomó las ...
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