El superdotado - Relatos Eróticos

El superdotado

No lo podía creer, al fin tenía en mis manos aquella vergota, era una rica y enrome vergota como jamás en mi vida había vista una, eran casi 30 cms. de largo por unos 10 de ancho, era en verdad algo inaudito, descomunal, ni con mis dos manos la podía abarcar ni a lo largo ni a lo ancho, era como mi antebrazo y mas ancha que mi muñeca.

-¡Pero que es esto…¡ ¡que vergota tienes papito…¡-

Se la quise mamar y no pude meterla en mi boquita a pesar de abrirla lo más que pude, no me cabía, la cabeza de esa majadería de verga era como un durazno maduro.

-¡No me cabe…es enorme…aaaggggghhhhhh….no…no….mmmghghhhh…¡-

Temblé de pavor al saber lo que se proponía ese malvado, quería metérmela por mi culito, y este era virgen, aunque yo era casada jamás había permitido a mi marido que me la metiera por ahí y eso que él no tenía ni la mitad de aquella monstruosidad que hoy tenía entre mis nalgas.

-¡Por favor…no…¡ ¡por ahí no…me vas a matar…no…eso…por favor…no me rompas…¡-

Me tenía con esa cosota en la entrada de mi panochita y él la acomodaba en mi culito mientras yo hacía inútiles esfuerzos por quitarla de ahí y apretaba fuertemente mi culito para evitar la penetración por ahí.

-¡Te lo ruego…por ahí no….soy virgen ...

... del ahí…me vas a partir en dos…no…no…¡ por piedad…por ahí no…no seas así…no me rompas….¡-

-¡Como no…vete sentando tu solita…así…así…aaahhhhh…..¡-

Me tomo de los brazos y me bajo hacia su vergota.

-¡Nooooo….aaaayyyyyyyyyy….no….aaayyyyyyyy….aahhhhhhhhhh….porfavaaahhhhhhhhhh….. me duele…me duele….aaaayyyyyyyyyy….no…no….aaaghhhhhhh…me matas….aaaaaahhh…¡-

Me sentí llena cuando esa enormidad se metió en mi colita, me quede paralizada por el dolor y no me podía mover, estaba completamente ensartada e inmóvil, o eso pensaba yo.

-¡Ya…ya mi reina…ya te la comiste la mitad…ya casi te la comes toda….aaahhhhh…¡-

Yo me sentía morir y apenas tenía la mitad de esa cosota, sin piedad me dieron la culeada de mi vida y llorando me comí la totalidad de esa descomunal vergota, casi me desmayo cuando mis maltrechas nalguitas tocaron los muslos de ese animal que me había metido toda su cosota en mi indefensa colita.

-¡Aaaaaayyyyyyyy….me duele……me duele…..aaahhhhhhhhh…..¡-

-¡Aaaaahhhhh…..como aprietas el culo…..¿a poco tu esposo no te la había dado por aquí…? ¿no?..¡pues ya se jodió porque ya te lo estrene…¡ ¡ya te destripe…¡-

Me sentí vencida, sometida con su reatota bien clavada en mi colita, ahora si ya era suya.