1. La mamada que me dió mi vecina


    Fecha: 19/09/2017, Categorías: Sexo oral Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... del túnel me había dejado muy excitado y decidí desabrochar mi pantalón y bajar mi interior dejando al descubierto mi pija totalmente parada, le tomé la mano a Pilar y la puse sobre mi pija, ella reaccionó como si hubiese tenido un corrientazo, la apretó y de mi pija comenzó a brotar líquidos seminal con el que lubricó mi verga y se dedicó a deslizar su mano de arriba hacia abajo, mi cuerpo se estremecía, moví mi asiento un poco hacia atrás (todo esto mientras manejaba despacio por las calles de la urbanización, que estaban muy solas). Pilar acercó su boca a mi pija, posó sus carnosos y jugosos labios sobre la cabeza de mi verga, la arropó en la primera succión, la soltó y dejó ver un hilo de mezcla entre saliva y líquido seminal. Pilar siempre puso cara de puta mientras me chupaba mi pija, eso siempre me gustó, pero esa sensación de mamarme mi pija mientras conducía era como demasiado.
    
    Ante esa situación orillé el auto bajo un enorme árbol, Pilar se acomodó en el asiento de manera tal que yo pudiera meter mi mano debajo de su franela y poder juguetear con sus tetas. Ella ...
    ... levantaba su cara para mirarme y su cara de lujuria me hacía poner cada vez mas caliente.
    
    Deje sus tetas y bajé hasta su concha nuevamente, para ese momento ya estaba muy humedecida. Deslicé mis dedos dentro de sus labios vaginales y jugué con su clítoris, eso le provocó rápidamente un orgasmo, que hizo que su boca mordiera, pero de manera subliminal mi pija. Pilar estaba totalmente desatada mamándome mi verga.
    
    La sacó de su boca y se dedicó a pajearme, a deslizar sus manos de arriba hacia abajo, yo no me pude contener ante esa situación y comencé a eyacular, pero como Pilar tenía su cara muy cerca de mi pija no dejó que se desperdiciara ni una gota de semen. Lo succionó todo, se trago toda mi leche.
    
    Estábamos muy sudados por lo intenso de la situación, Pilar sonreía pícara y temblorosamente, limpió su cara con servilletas que tenía en el auto. Me pidio que le comprara un refresco y que la llevara de vuelta a casa. Me dijo que aunque estaba muy nerviosa había disfrutado mucho el encuentro. Quedamos pendientes para vernos en una nueva ocasión en circunstancias más cómodas. 
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