1. Mi madre, mi diosa -2


    Fecha: 10/02/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos

    Antes del viaje le dije a mi madre que fuera al salón de belleza, que se corte el cabello, limpieza de cutis, masajes relajantes y demás pagados por mi tía y abuela.
    
    Le quité la orden que me obedeciera y que sea ella misma. Quería que fuera natural, que se sienta feliz por ella misma. Volvió a ser la mujer recatada que se sorprendió que tuviéramos el mismo cuarto.
    
    Había un gimnasio le dije a mi madre que se comprara una ropa deportiva: un enterizo deportivo muy ajustado que deja ver sus hombros desnudos y el nacimiento de sus tetas. Al verla vestida así no pude evitar abrazarla oliendo el perfume de su cabello. Luego de la ronda de ejercicios le ofrecí darle un masaje.
    
    —Te daré tu masaje de espalda
    
    —Sí, hijo.- Me sonrió casi tímidamente.
    
    Empecé con sus hombros fue por su cuello, sentí su respiración acelerarse y agitarse, sus pechos bamboleando en el traje deportivo. Era como si su cuerpo tuviera memoria muscular de mis caricias. Eso me excitó, no pude evitar besar su cuello. Por el espejo pude ver que mi madre cerraba los ojos y disfrutaba de mis caricias. Su respiración se aceleraba.
    
    Acaricié su rostro. Sus ojos se cerraron y casi ronroneó. Continué moviendo mi mano, por su elegante cuello, trazando su hombro y entonces deslizándola dentro de su blusa, atrapando su seno en mi mano moviendo mis dedos para apretar y luego girar su pezón.
    
    —¡Oh Dios, síííí´! —gimió- No deberías hacer esto pero está tan bieeeen.
    
    El pezón estaba tan erguido como podría ...
    ... estar.
    
    —¿Porqué que te dejo hacer esto?- gimoteó.
    
    —Porque debes. -Le dije- ¿Se siente bien?
    
    —¡Dios, sí!
    
    La besé. Mi lengua buscaba la suya. Aunque sorprendida al principio se dejó morrear por unos dos minutos hasta que recuperó la cordura y me apartó:
    
    —¡Alto! ¡Somos madre e hijo! Esto no puede ser –dijo mi madre entre sollozos.
    
    Gimió con lujuria mientras metía mis dedos dentro del pantalón, el cual bajé. Acaricié sus bragas con tanto encaje que podía ver su suave vello a través del frente transparente. Un área cada vez más grande se estaba oscureciendo por la excitación. Estaba muy húmeda ahí abajo.
    
    Mamá estaba ondulando de un lado a otro como si estuviera en trance. Sus ojos bien cerrados, las manos sosteniendo la falda alrededor de su cintura.
    
    —Mírame —le dije. Sus ojos se abrieron y se concentró en mí— Cuando estés en casa te vestirás así con un vestido o bata.
    
    —Sí, hijo —susurró.
    
    —Hablarás de ti en tercera persona y te dirás mamá o mami —Le pellizqué duro un pezón, dando un gemido– y si llevas bragas serán como estas. –Cubrí su coño con mi mano.
    
    —¡Sí! ¡Oh sí! A mami le gusta lo que le haces.
    
    —Sí, eres mi mami y soy tu hijo, tu macho, tu papi. ¡Abre más tus piernas! —Ordené.
    
    Su sexo estaba caliente y húmedo. Cuando abrió sus piernas tomé el frente de sus bragas y lo hice a un lado. Endureciendo mí dedo medio lo empujé en él en el paraíso que era el coño de mi madre.
    
    —¡Sííí! ¡Oh! ¡Jódeme con el dedo querido!
    
    Se sujetó a mis hombros ...
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