1. Historia de mi patrona


    Fecha: 28/01/2020, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Voy a contar una historia que es totalmente real. Esto sucedió hace muchos años, concretamente 38 años. Los nombres de las personas son reales, ya que todos los protagonistas excepto yo fallecieron.
    
    Tuve que trasladarme a trabajar a otra ciudad, concretamente Cádiz, en el sur de España. El dueño de la empresa donde iba a trabajar me buscó un lugar donde alojarme, era en casa de un antiguo empleado de su empresa, este hombre de unos 55 años había tenido un accidente laboral y se quedó postrado en una silla de ruedas, tenía el cuerpo paralizado de la cintura para abajo, de esta forma recibía una ayuda para poder vivir ya que la pensión que le había quedado no era suficiente. Tenía una casa muy bonita, era un piso que daba a un patio interior donde había una fuente y muchas plantas. Estaba casado con una mujer de unos 40 años, morena y rellenita sin ser gorda. Yo por entonces tenía 18 años, y era bastante inocente, los tiempos eran otros, no era nada fácil ligar y mucho menos llevarse una chica a la cama, salvo que fuera una puta, bueno el caso es que yo era virgen.
    
    El primer mes transcurrió sin nada de mención especial, Amparo, que así se llamaba la dueña de la casa, era muy cariñosa conmigo, me trataba como al hijo que ellos no tuvieron, bueno eso decía, lo cierto es que se tomaba muchas confianzas, en algún momento demasiadas, pero yo era muy inocente. Una noche yo me sentí mal tenia fiebre y llamé a Amparo para que me diera una aspirina, ella vino a mi habitación ...
    ... con una bata de seda, me tocó la cabeza y arrimó su mejilla a mi frente para ver el calor que tenía, en ese instante su bata se escurrió y pude ver unas hermosas tetas, las tenía grandes y duras, yo automáticamente me empalme. Se fue a buscar alcohol para darme por el pecho con el fin de que me bajara la fiebre, yo me quedé desnudo totalmente dentro de la cama, al llegar me descubrió hasta la cintura y empezó a darme masajes con el alcohol por el pecho, su bata se escurría y dejaba que yo viera sus hermosas tetas, mi polla estaba como la pata de la mesa de dura y tiesa. Ella parecía no darse cuenta de lo que pasaba debajo de las sabanas, pero sí era consciente de que yo le estaba viendo las tetas, en un momento bajó la ropa de la cama para darme por el vientre, y se encontró con un rabo de un tamaño más que regular y mirando al cielo.
    
    Amparo.- Bueno de esta parte no puede decirse que estés muy mal, más bien yo diría que estas muy, pero que muy bien.
    
    Yo.- Perdona pero es que uno no es de piedra, y lo que estoy viendo tampoco esta nada mal.. Dije poniéndome colorado.
    
    Ella no solamente no se cubrió el pecho con la bata, sino que dejó que ésta se abriera aún más con lo que la visión que me ofrecía era más amplia, podía ver sus pechos y sus muslos.
    
    Amparo.- Con este aparato debes de volver locas a las chicas.
    
    Yo.- Qué más quisiera, esta todavía sin usar.
    
    Amparo.- Bueno eso ya lo solucionaremos cuando estés sin fiebre.
    
    Me dio una aspirina y se marchó a su ...
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