1. Un día de primavera


    Fecha: 25/01/2020, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... Sin embargo, noté algo en su semblante que no pasó desapercibido. Ya en el auto, camino al departamento, quería decirme algo, pero no se animaba. Hasta que yo insistí en que me dijera qué sucedía. Detuve el auto en un lugar tranquilo y me dispuse a escucharla. Le tomé la mano y ella comenzó a decirme que le resultaba muy atractivo, que hacía tiempo que no se sentía tan bien con alguien que la escuchaba y que no era yo, sino ella la del problema. Y finalmente se decidió a hablar. Me confesó que no era una chica como yo pensaba, que se sentía mal si no me lo decía. Que desde su adolescencia se había dado cuenta que a pesar de haber nacido niño, sus sentimientos eran los de una mujer, que desde chiquito había deseado ser mujer y eso le trajo muchos problemas con su familia, hasta que finalmente la habían aceptado. No obstante decidió hacer su propia vida y por ese motivo había dejado la universidad. Le parecía que no era honesta si no me lo advertía, ya que me veía muy entusiasmado y no deseaba que lo que estábamos disfrutando terminara en un fracaso. Su confesión me tomó realmente por sorpresa, dado que en ningún momento lo había sospechado, ni dudado de su femineidad. Debo aceptar que no sabía bien qué hacer, ya que era la primera vez que me encontraba en una situación similar. Temerosa me preguntó qué pensaba y si aún seguía teniendo interés en ella. Rápidamente por mi mente pasaron infinidad de pensamientos, la tomé nuevamente de la mano y la besé con intensidad. Sentí como ...
    ... la tensión en ella desaparecía y se fundió apasionadamente en el beso. Le dije que no se preocupara, que yo la veía como una mujer y que si bien, a pesar de mi edad, no tenía experiencia ante esa situación, que si ella me guiaba, íbamos a tener una noche de divertida. A partir de ese momento, la tensión desapareció totalmente. Retomamos el camino y debo decir que estaba muy nervioso, pensando en esa nueva experiencia y que no la fuera a herir; hasta que finalmente llegamos a destino. Entramos en el departamento, el cual tenía una sola recámara, aun así era muy cómodo, y nuevamente nos fundimos en un beso apasionado; me excitaba pensar en lo que iba a suceder momentos después. Mis manos recorrían todo su cuerpo y ella no se quedaba atrás. A través de la ropa, masajeaba mi pene, que estaba a punto de saltar. En los manoseos que sucedieron, en alguna ocasión rocé su pene, el cual lo sentí que estaba duro, pero instintivamente retiraba mi mano. Luego de varios minutos, la tomé en mis brazos y la llevé a la recámara. La deposité sobre la cama suavemente, sin dejar de recorrer su cuerpo con mi boca, siempre cuidando de no tocar su pene. Lentamente nos quitamos la ropa hasta quedar desnudos. Qué hermoso cuerpo surgió ante mí, mientras que yo no podía quitar la vista de su pene erguido, aunque no me animé a tocarlo en ese momento. Del buró tomé un condón que me coloqué y lubricante. La coloqué en posición de perrito, y comencé a masajear sus prominentes nalgas, haciendo movimientos ...
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