1. Aliviando a su hijo


    Fecha: 25/01/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    En su silla de ruedas, Waldo, un joven de 23 años, moreno, tetrapléjico, escuchaba los gemidos y las palabras obscenas de una joven y un joven. Venían de la habitación de su madre, una mujer llamada Virginia, alta, de cuarenta y cuatro años, con tetazas, con anchas caderas y un gran culo. Virginia tenía los cascos puestos, pero no se daba cuenta que no estaban bien conectados al ordenador.
    
    Después de masturbarse y de correrse sacó los cascos, y al seguir oyéndose las voces le dio un vuelco el corazón. Se dio cuenta de que su hijo había oído lo mismo que ella. Apagó el ordenador. Fue a la sala de estar y vio a Waldo mirando la televisión. El joven disimulaba, pero quien no podía disimular era su polla que le hacía un gran bulto en el pantalón. Virginia, preguntó, aun sabiendo la respuesta:
    
    -¿Sabes lo que he estado haciendo, hijo?
    
    El joven bajó la cabeza.
    
    -¿Sentiste mis gemidos al correrme?
    
    Waldo, asintió con la cabeza.
    
    -¿Piensas que mamá es una guarra?
    
    El joven negó con la cabeza.
    
    -Sé que no lo debía hacer, pero es que tu padre no me atiende.
    
    Virginia vio como la polla su hijo le latía debajo del pantalón.
    
    -¿Te pusieron así los gemidos de la chica?
    
    Waldo, le dijo que no con la cabeza.
    
    -¿Fue pensando en cómo mamá se tocaba las tetas, como se metía los dedos en el coño y como se corría?
    
    Parecía que Virginia quería que su hijo se calentase aún más.
    
    Waldo, asintió con la cabeza.
    
    -Vaya por Dios. ¿Quieres que mamá te ...
    ... alivie?
    
    Waldo, asintió tres veces con la cabeza.
    
    Virginia, se agachó, le sacó la polla a su hijo de su escondrijo. Era una polla pequeña aunque gordita. Le lamió el meato, el frenillo, la corona... Metió la polla en la boca y se la mamó mientras su mano la masturbaba. Al ratito, Waldo, con los ojos en blanco, se corrió en la boca de su madre, que con lujuria, se tragó la leche.
    
    Al acabar de correrse, le preguntó:
    
    -¿Mejor, hijo?
    
    Waldo, volvió a bajar la cabeza, pero la de su polla no se bajaba, y el miembro seguía latiendo.
    
    -Se ve que estás muy necesitado. Te voy a hacer una cubana a ver si así quedas satisfecho.
    
    Virginia se quitó la blusa blanca y el sujetador. Quedaron al aire sus grandes tetas. Metió la polla entre los melones y masturbó con ellos a Waldo hasta que se corrió. Al sentir su leche calentita entre sus tetas, le acabó cogiendo la polla con la mano y tragándose la última leche.
    
    Virginia ya estaba caliente como una leona en celo, pero para su desgracia, la polla de su hijo bajó la cabeza.
    
    Le dio un beso en el capullo, y le preguntó:
    
    -¿Te quedaste a gustito, hijo?
    
    Waldo, asintió con la cabeza.
    
    Al llegar la noche, Basilio, el marido de Virginia y padre de Waldo, un cincuentón, alto y fondón, electricista de profesión, tenía una tajada gorda. Se había bebido media botella de brandy Felipe II. Había Champions. El Barça jugaba en Roma y la iba cagando, después de haber ganado tres cero en casa estaba a punto de quedar eliminado, y Basilio, culé ...
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