1. Seduciendo al conserge escolar


    Fecha: 23/01/2020, Categorías: Gays Autor: robertojrz, Fuente: SexoSinTabues

    A mis 14 años ya tenía muy claro que me gustaba la verga. Ya había tenido algunas experiencias con compañeros de clase, entre los que ya corría mi fama de mamador. Así que siempre tenía algún chico caliente dispuesto a quitarse las ganas con mi boca. Aun así mi mayor fantasía era el gozar de una verga de hombre, de un macho mayor y completamente desarrollado, y para entonces ya tenía a alguien en la mira. Se me había vuelto una obsesión desde el día que por casualidad lo vi en el baño de la escuela. Era Arturo, el conserge, un hombre maduro de unos 40 años, de complexión media y piel morena tras varios años de trabajo bajo los rayos ardientes del sol. Ese día entré sin ninguna malicia al baño, solo con la intención de orinar y él estaba ahí, orinando en los mingitorios, los cuales eran solo una larga pileta sin divisiones. Arturo no me volteo a ver, pero yo me coloqué muy cerca de él con la esperanza de poder ver algo. Arturo ya estaba terminando de orinar y fue entonces cuando pude ver como sacudía una tremenda verga que aun flácida tenía un muy bien tamaño. Me quede embobado viéndolo sin siquiera disimular, él solo me volteo a ver con una expresión de extrañeza mientras se volvía a guardar ese rico animal. Desde ese día Arturo se había convertido en mi meta, no podría irme de esa escuela sin probar su rica verga. Estaba siempre a la caza de verlo entrar al baño, pero siempre sin suerte, ya que solo entraba a hacer el aseo. Fue hasta un viernes por la tarde, ya cuando todos ...
    ... estábamos saliendo de las clases, que lo vi entrar al baño y corrí tras él con la esperanza que ya se estaba convirtiendo en una obsesión enfermiza. Estaba decidido a hacer algo. Entré y para mi decepción Arturo solo estaba checando que todo estuviera en orden para finalizar el día. Yo me fui al mingitorio y fingí orinar. Mis manos temblaban de nerviosismo y excitación. Cuando noté que Arturo estaba por irse no aguanté más y le hablé. —Don Tury—le dije, llamándolo de la manera en que los estudiantes lo hacíamos. —¿Qué pasó? —me preguntó sin prestarme mucho interés. —No se enoje por lo que le voy a decir pero…—titubé un momento—, el otro día lo vi orinando y tiene una verga bien grandota. —Ay muchacho—dijo con algo de fastidio y se dio la vuelta dispuesto a irse. —Espere, no se vaya… —Ya deja eso muchacho, a poco crees que no me he dado cuenta de que te la pasas siguiéndome al baño. Pero más vale que te quites esas ideas porque no soy tan pendejo de arriesgar mi trabajo nomas por un chamaco calenturiento. Me sentí decepcionado, pero ya había comenzado y el nerviosismo me envalentonaba. —Nomas se la quiero ver otra vez. —Ya deja eso— dijo y se dirigió a la puerta. —Si no me la enseña voy a ir a la disección y diré que me estaba molestando en el baño y que me trató de tocar. No sé cómo salió eso de mi boca. Ahora que lo pienso sé que fue algo demasiado bajo, pero me sentía tan excitado que no estaba dispuesto a perder la batalla. —¿Qué dices escuicle? —dijo el molesto—. No voy a ...
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