1. El personal trainer (III): Desenlace


    Fecha: 18/09/2017, Categorías: Lesbianas Autor: hectornieto, Fuente: CuentoRelatos

    Anteriormente: tras una lesión en mi rutina de ejercicios, Alberto se ofrece a hacerme masajes en su departamento. Termina el capítulo anterior estando yo boca abajo desnudo lleno de aceites y masajeado por mi personal trainner solo vestido con un bóxer blanco.
    
    Su lengua termina recorriendo sutilmente la raya de mi culito virgen, desde abajo hacia arriba. Se recompone, y erguido con sus piernas una a cada lado de mi dice:
    
    "ufff pendejo"
    
    Mi cola yacía húmeda, mezcla de aceites, de mi propio sudor y ahora con algo de la saliva de Alberto. A esa mezcla erótica de líquidos le faltaba sin duda otras esencias.
    
    Alberto en esa posición erguido, a horcajadas. Usa hábilmente cada una de sus manos para separar mis nalgas y descubrir lo que había en esa rayita del culo.
    
    Cada mano de Alberto cubrió la totalidad de mis pequeñas y paraditas nalgas, sin mucho esfuerzo pudo separarlas y ver con claridad mi pequeño agujerito latente lleno de humedad.
    
    Ya era un putita, y seguí levantando mi cola. Estaba entregado a lo que ocurra.
    
    Él se levanta, y me dice mientras se aleja:
    
    "listo nene, ya termino el masaje. Vamos a comer algo"
    
    El muy basura me había seducido, me había calentado, me dejo hirviendo y me dejo así.
    
    Esto no iba a quedar así, por lo que me levanté y buscando la toalla para cubrirme, veo que se cae una toalla de manos.
    
    Use esa pequeña y angosta toalla de manos para ceñirla a mi cadera. Solo cubría mis bolas y mi pene. Por detrás la redondez de mi ...
    ... culito. Y así me dirigí al comedor.
    
    Allí él se sirvió un whisky y cuando estaba por servirme a mi le dije
    
    "no, quiero tomar del tuyo"
    
    Camine cadenciosamente hasta donde él estaba, su bóxer blanco apenas podía contener el bulto que luchaba por salir. Si prestabas atención hasta se traslucía ese miembro que aún no había podido ver.
    
    Me acerque hasta él, frente a frente estábamos parados. El me sacaba casi una cabeza de altura. El cuerpo me doblaba. Mi delgadez era fragilidad pura ante sus brazos y pecho.
    
    Ya muy cerca de Alberto, tome su mano que tenía el vaso de whisky y lo guíe a mi boca. Ahora me tocaba jugar a mí.
    
    Tome del whisky mirándolo a los ojos. Era muy fuerte así que lo bebí muy despacio.
    
    Cerré los ojos y mi otra mano se deslizo por su brazo hasta tocar sus pectorales duros como roca. Con la excusa de lo fuerte de la bebida, apretaba, movía mi mano, mis uñas se clavaban suavemente en su piel.
    
    Tomando lentamente el whisky y mi otra mano deslizándose por sus abdominales tenia a Alberto boquiabierto.
    
    Seguí bebiendo y mis dedos rozaron el elástico de ese hipócrita bóxer que era la única prenda que lo mantenía vestido.
    
    Tire un poco del elástico, hasta que cedió. Y comenzó a deslizarse hasta sus tobillos. Tenía a mi personal trainner desnudo frente a mí y aun no podía verlo. Seguía bebiendo mirándolo cada tanto a los ojos.
    
    Mis dedos siguieron su recorrida descendente por su pelvis, y y se sentía el calor de su miembro. Y ocurrió lo inevitable. Mis ...
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