1. Mi inocente cuñada


    Fecha: 11/01/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Fernán, Fuente: CuentoRelatos

    Mi novia, Alejandra, es la menor de tres hermanas. Alejandra tiene un año más que yo (19) y Cristina, su hermana mediana, 21. Este año mi cuñada se quedó sin trabajo y mi mujer me insistió para que durante la semana que íbamos a pasar con ellos, aprovechara para dejar el trabajo a un lado, pero a escondidas me lleve unas anales con algunas cosas. En la costa vamos a un apartamento más bien pequeño para todos los que somos… Es bastante caluroso, pero bueno, está muy cerca de la playa.
    
    Mi cuñada es alta, tiene una cara con facciones muy definidas, los ojos verdes y bastantes hermosos, a la vez que una boca con unos labios carnosos que siempre que los veo me los imagino algo más abajo de mi ombligo... El cuello es largo, tiene unos pechos prominentes. Es culona, pero conserva una gracia juvenil que llama la atención. Y lo que más me atrae… es inocente. Parece no enterarse nunca de nada. Llegamos a playa, y directamente nos trasladamos al piso. Era tarde, las doce de la noche y, cansados del viaje, nos echamos a dormir. Esa noche, en la cama, empecé a dar vueltas a mi cabeza. La idea de quedarme solo con Cristina en el piso me ponía muy cachondo, a la vez nervioso. ¿Cómo iba a ser capaz de lanzarme a por ella? Era un riesgo que no quería correr, pero mi cabeza iba por delante, y por delante de mi cabeza, mi polla; haciendo una presión enorme al calzoncillo. Mi mano empezó a menear mi polla, pero decidí terminar en el baño.
    
    La luz del baño estaba encendida. La puerta ...
    ... estaba entreabierta. Cuando me acerqué observé que era Cristina. No sé de dónde saqué el valor, pero con lo cachondo que estaba no sé si era yo quien decidía mis pasos. Me quité los calzoncillos y, abrí la puerta del baño. Estaba dispuesto a metérsela directamente en la boca, pero una vez dentro su reacción me devolvió a la realidad “¡¡¡¡Fernando!!!! que estoy yo!!!!!”. Y sin apartar su mirada de mi erección se marchó del baño. Terminé lo que tenía pendiente y volví a la cama.
    
    A la mañana siguiente el apartamento era un cuartel, el jaleo era enorme, todos preparándose para ir a la playa... excepto Cristina y yo.
    
    Preparé la mesa con alguna documentación que me había traído. Estaba deseando verla (había salido a la compra) para saber qué indumentaria había elegido, eso me podría decir algo.
    
    Por fin llegó, llevaba una camiseta negra larga de tirantes, me pareció que no llevaba bikini, pero sí la parte de abajo. Nada de tangas. Parte de abajo clásica. El pelo recogido. Se sentó a mi lado, encendí el ordenador y me pegué a su silla. La familia se despidió y de repente pasamos del jaleo más ruidoso al más absoluto silencio. Quedamos callados, ella esperaba que empezara, pero el ritmo del corazón me iba a delatar. El avance de mi pierna ya entraba en contacto con la suya. No la apartaba, tampoco era necesario. Somos cuñados, desde hace casi quince años.
    
    Mientras le mostraba un cuaderno de notas, con el codo noté el roce de uno de sus pezones, miré y los tenía de punta, eran ...
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