En manos de dos perversos (2)
Fecha: 02/01/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... de que no tenía otra salida…
Ya en camino hacia mi desgracia la “señorita” preguntó:
-¿En su pieza o en la mía, Ángel?
-La suya queda más cerca… -y ambos rieron a carcajadas mientras yo temblaba de miedo… Mis piernas vacilaban como si se negaran a sostenerme y entonces me tomaron los brazos y don Ángel me dijo, burlón, mientras con mano libre me sobaba las nalgas: -Tranquilo, Jorgito, ya vas a ver que te va a gustar… Si sos casi una nena de tan lindo… No te queda otra que ser putito…
-No quiero… ¡Por favor!... ¡No quiero!... –protesté cuando la “señorita” abría la puerta de su habitación…
-¡Adentro!... –dijo y me empujó con fuerza… Después entraron ella y don Ángel y la “señorita” cerró la puerta…
-Por favor… -supliqué… -No me hagan nada…
-¡¿Nada?!? ¡De todo te vamos a hacer, Jorgito!... –dijo don Ángel para mi espanto…
-¡No! ¡no!... –insistí…
-Sos muy lindo y eso se paga, nene… -me dijo don Ángel hablándome al oído mientras me retenía de espaldas contra él y me hacía sentir en las nalgas la dureza de su pija…
-Denudate, Jorgito… -me ordenó la “señorita” y entonces don Ángel me empujó y caí sobre la cama…
-¡Obedecé!... –me exigió y la “señorita” me sorprendió ...
... con una fuerte bofetada que me hizo saltar las lágrimas…
Sentí que debía hacerles caso para no enojarlos y me quité la ropa… Y cuando estuve desnudo fue que ocurrió y no pude hacer nada para evitarlo… Empecé a excitarme sintiéndome indefenso en poder de esos dos viejos degenerados que iban a hacer conmigo lo que se les antojara…La “señorita” me iba a pegar en las nalgas hasta dejármelas rojas y ardiendo y don Ángel iba… ¡iba a violarme!...
“Ay, sí… pensé, que me hagan lo que quieran”… y ese deseo fue tan intenso como mi miedo ante lo desconocido…
-María, –dijo el viejo. –voy hasta mi pieza a buscar la vaselina, ya vuelvo…
-Vaya nomás, Ángel, mientras yo empiezo a calentarle la colita… -dijo y se sentó en el borde de la cama:
-Acá, Jorgito, echate acá boca abajo… me ordenó palmeándose las rodillas con la mano derecha…
-S… sí… sí, “señorita”…
-Mmmhhhh, qué bien, Jorgito, así tenés que ser, un chico obediente…
-Sí… sí, “señorita”, así voy a… así voy a ser…
-Bueno, ¿qué esperamos, Jorgito?...
Y me eché boca abajo sobre sus rodillas, con la piel erizada, deseando intensamente esa primera zurra y deseando y temiendo a la vez ser violado por don Ángel…
(continuará)