1. Servicio de habitaciones


    Fecha: 15/09/2017, Categorías: Humorísticos Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    Al entrar en la habitación Almudena se sorprende al encontrar a alguien tendido sobre la cama. Había llamado a la puerta –pese a no colgar sobre la manilla el cartel de “No molestar”– antes de abrir con la llave maestra, como siempre hacía, pero nadie había respondido. Azorada se disculpa y retrocede para salir y continuar la limpieza en la siguiente habitación de la planta. La turbación no responde al simple hecho de encontrarse a un cliente; después de tiempo trabajando en el hotel no es la primera vez que le ocurre realizando la ronda de todas las mañanas. No, la sorpresa viene de que la persona, un hombre para ser más concretos, se halla tendido completamente desnudo sobre las arremolinadas sábanas de la cama.
    
    Antes de cerrar la puerta Almudena le lanza otra mirada al cuerpo y se percata de que el individuo no se ha enterado de su irrupción en la habitación. Se halla profundamente dormido. Sobre la mesita descansan un par de botellas de ron vacías, otra de ginebra, varios vasos usados y restos de cierto polvo blanco esparcido sobre la placa de cristal que cubre la madera del mueble. Se ve que el tipo tuvo una noche alegre. Pero si estuvo acompañado no hay rastro de nadie más en la habitación. Guiada por un inexplicable impulso vuelve a entrar y cierra la puerta cerciorándose de que no hay testigos en el pasillo. Intenta llamar la atención del hombre, preguntándole si se encuentra bien, primero en voz baja, luego elevándola un poco. Sin respuesta. Se aproxima entonces a ...
    ... la cama y le observa, esta vez detenidamente, deleitándose en la anatomía del individuo.
    
    Es un hombre joven, de unos veinticinco años, bien formado, con un cuerpo atlético y escaso vello corporal. Cabello moreno, corto, pómulos pronunciados y nariz ligeramente aguileña componen un rostro virilmente hermoso. Su amplio pecho se eleva y desciende al compás de una respiración profunda y tranquila. La luz de la mañana que invade la habitación a través de las entreabiertas cortinas otorga al cuerpo cierta calidad de altorrelieve, como si fuera el modelo de una de esas esculturas clásicas, con piel, carne y músculos en vez de mármol o alabastro. Bajo su plano y duro abdomen una flecha de vello rizado señala en dirección a su polla. Flácida y relajada descansa, escoltada por los distendidos testículos, sobre su muslo derecho. Con la mirada, Almudena acaricia sus venas, las rugosidades de su piel, el prepucio protegido por el glande… Se acerca lo suficiente para aspirar el inconfundible olor de los genitales masculinos: detecta trazas de semen, confirmando la idea de que estuvo acompañado en su fiesta nocturna, que sin duda culminó en una espléndida follada. Al imaginarlo la mujer nota cómo se humedece su boca y se despierta un cosquilleo en su entrepierna.
    
    Almudena sabe que no es una buena idea, pero no puede contenerse: extiende la mano y la posa sobre el muslo del hombre. Acaricia la suave piel de la zona interna, sintiendo la potencia del músculo latiendo bajo la epidermis. ...
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