1. Reencuentro esperado


    Fecha: 19/12/2019, Categorías: Gays Autor: Mario, Fuente: CuentoRelatos

    Me excita hasta hacerme temblar y ponerme la piel de gallina imaginar que estoy en casa esperándote, cerca de las nueve de la noche.
    
    He llegado pocos minutos antes de las ocho. No me sorprende que no estés, puesto que a veces sueles bajar a última hora para comprar algo o tal vez hayas quedado con tu prima. Me cambio de ropa y enciendo el ordenador para introducirle los documentos que he traído del trabajo. Hago un canuto y me abstraigo de todo lo que no sea lo que estoy haciendo, de forma que el tiempo pasa sin darme cuenta hasta que al oír el ruido de la cerradura de la puerta miro el reloj y veo que son las nueve y cuarto. Llegas radiante y excitada, con la respiración entrecortada y la cara brillante y sonrosada. Te sientas a mi lado y tu mirada queda fija en mis ojos. Noto un brillo especial en los tuyos, un brillo que conozco y me apasiona pero que hacía ya algún tiempo que no percibía. Te abalanzas sobre mi y tu boca me absorbe; me introduces la lengua en la boca y lames todo mi interior con codicia mientras noto un sabor ajeno en tu boca y un olor distinto en tu cuerpo: hueles y sabes a hombre. Mi sorpresa se convierte con rapidez en una sensación ignorada hasta el momento, mezcla de excitación y temor hacia lo desconocido, que pone todos mis sentidos a flor de piel y me produce un bienestar creciente.
    
    Sin darme tiempo a decir nada te levantas y en pocos movimientos te despojas de la ropa y quedas ante mi sin otra prenda que aquellas bragas blancas semitanga, ...
    ... con blondas laterales y lisas delante y detrás. Sigues mirándome fijamente mientras te despojas de las bragas y me las entregas, pronunciando la primera palabra desde que has llegado: huélelas. Me las llevo a la cara y las noto húmedas, mojadas en parte. Tanto en la zona que cubre tu coñito como en otros lugares hay manchas blancas viscosas y recientes. Sin poder evitarlo y temblando de emoción las froto por mi cara, las huelo y absorbo su aroma para impregnar de él todo mi interior, para que pase a formar parte de mi. Paso la lengua precisamente por donde están las manchas y llego a chupar para intentar exprimir hasta el último átomo de la sustancia que las impregna, que sólo puede ser una.
    
    Sigues de pie a mi lado, desnuda, espléndidamente lujuriosa, temblorosa de excitación; tu mirada conserva el brillo del sexo mientras estoy sentado junto a ti lamiendo tus bragas y tu me acaricias cariñosamente el cabello, gozando ambos del placer de lo prohibido. Te sientas en una silla de la mesa del comedor con las piernas abiertas y rápidamente me pongo de rodillas frente a tu entrepierna y comienzo a devorar con ansia tu coño abierto y empapado de sabor a otro cuerpo. Estoy temblando y tengo la piel erizada, la cabeza me arde y no puedo dejar de lamer, aspirar, pasar la lengua por todos tus pliegues húmedos y sorber todos los sabores que te impregnan.
    
    Me doblego, estoy de rodillas frente al placer que otro cuerpo te ha proporcionado. Sé que tú sabes, tú sabes que yo sé… Chupo con ...
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