Una fiesta de disfraces
Fecha: 17/12/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... entonces vi al dueño de la casa, que subió para cambiar el agua al canario -el servicio de abajo estaba hasta los topes- y le dije que me subiera un whisky en cuanto pudiera.
El tiempo pasaba y el whisky no llegaba, así que me asomé y lancé un voz: "Por favor, alguien que me suba un whisky con Seven-Up". Al cabo de un rato vi que alguien al lado mía ponía mi whisky junto al equipo de música. Miré hacia ese alguien y allí estaba ella. Carmen, sonriéndome, me dijo:
-Aquí tienes tu whisky. ¿Algo más?
-No, gracias.
-Vale, entonces iré abajo otra vez.
Carmen se dio la vuelta con la intención de irse. "íNo, capullo, dile algo! -pensé-, ¿no ves que se va ir otra vez y la vas a perder definitivamente?". Me armé de valor y le dije: -íNo, espera! ¿Te importaría hacerme compañía un rato? Aquí estoy muy solo. -No, al contrario, me encantaría.
"Le encantaría, ha dicho que le encantaría", y me puse más contento. -Perdóname por lo de antes. Sé que fui muy brusco, pero me estaban llamando -continué diciéndole.
-No te preocupes, lo entiendo. Pero...
-¿Qué?
-Por subir un poco más tarde a tu amigo no le hubiera pasado nada.
-No, si ahí llevas razón. Es que a veces soy muy...
-¿Cortado?
-Bastante.
-Sí, pues bien que mirabas desde arriba cómo bailaba.
-Me has cogido. Pero si te diste cuenta, cuando mi amigo se puso a bailar contigo corté la música.
-También de eso me di cuenta. ¿Por qué te crees que he subido yo el whisky?
-¿Quieres decir ...
... que...?
-Que te lo iba a subir tu amigo y le dije que no, que el whisky lo subía yo.
-Carmen, yo... -intenté decirle que me gustaba, pero no me salieron las palabras de la boca.
-íSsssh! -me calló poniéndome un dedo en los labios-. No hay nada que decir. Tus ojos lo dicen todo.
Y me besó. íY qué beso! Me agarró con sus manos la cara y metió su lengua en mi boca. Yo le respondí como podía, pero para mí que me iba a ahogar y todo, porque no me dejaba ni respirar. Mientras tanto mi mano derecha fue a su pierna, y empecé a pasarla de arriba a abajo, lentamente, sintiendo la carne que había debajo de ese maillot, y en un momento de debilidad absoluta subí tanto la mano que llegué hasta su entrepierna, y palpé los labios de su coño frotando uno de mis dedos con ellos.
-íEh!, ¿qué haces? -me dijo, y cuando la miré su rostro reflejaba asombro y deconcierto al mismo tiempo. -Perdón, me he dejado llevar. No sabía..., no quería hacerte eso. -No mientas -ahora su cara mostraba una amplia sonrisa-. ¿Quieres tocarme el coño?
-¿Cómo? -dije sorprendido de su repentino cambio.
Sin hablar, y sin dejar de mirarme fijamente a los ojos, se quitó su estúpido maillot delante de mí. Y pude ver que debajo de éste no había nada, apareciendo completamente desnuda ante mis ojos. Luego se sentó de nuevo en la silla, se abrió de piernas y con sus manos jugó a abrirse y tocarse su conejito.
-¿Qué, te animas? -me preguntó.
Sin apenas creerme lo que estaba haciendo Carmen decidí que si ella ...