1. Una mañana hermosa con Tino


    Fecha: 08/12/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dulces ; fueron seis o siete nada más, esa primera vez, pero me resultaron más sabrosos que la miel ... Y por supuesto, podían ser todavía más dulces. Sólo tenía que ir a la cocina.
    
    De modo que me levanté, procurando que él permaneciera allí, y regresé al cuarto con un pote de dulce de leche de medio kilo ... Sin que Tino dejara de observar mis movimientos, cerré la puerta para mantener el calor de la estufa ; hice otro tanto con las cortinas y luego de desvestirme casi por completo dejándome únicamente la prenda inferior, pude notar que él mantenía aún bastante alto su nivel de deseos y frenesí.
    
    Entonces comencé a llenar de dulce de leche partes de mi cara, mi cuello, el vientre y los pechos ; cuando volví a acostarme junto a él, Tino empezó a pasar su lengüetona por mi rostro y mi vientre ... Explorando hasta llegar a mis pechos, los cuales después empezó a mordisquear muy despacito y yo sentí que por dentro empezaba a subir al cielo atravesando mi cuerpo y el techo del cuarto.
    
    Más tarde también llené mi boca con dulce de leche esperando que Tino volviera a sumergir allí su larga lengua, lo cual hizo, y me parece haber logrado empujar con mi lengua lo que había comido a medias, para que entrara en su boca.
    
    Seguimos intercambiando ese tipo de besos hasta que su frenesí y mis deseos ...
    ... alcanzaron juntos la misma altura.
    
    Ya nada podía impedir que nuestros respectivos impulsos nos llevaran lejos, en esa mañana fría ; y mientras él hacía esa especie de baile ( hacia atrás y adelante ) intentando llegar hasta donde yo también quería que llegara, no sé cuánto tiempo su órgano (bueno, soy bastante fina, aunque esté haciendo esto ) se introdujo en mi cuerpo pareciendo crecer allí hasta el infinito y sin embargo encontrando todavía más lugar, ni quién entraba más en el otro, ni cuántas veces nuestras lenguas se tocaron a través de nuestros respectivos labios, ni cuántas besé y lamí toda su boca como él lo había hecho.
    
    Poco después, como aparentemente para él era más fácil si yo estaba "a cuatro patas", me di vuelta y así estuvimos unos doce minutos más, de los cuales no necesito decir que fueron los mejores de mi vida, pasándolos junto a él.
    
    Al término de mi primera vez con Tino, nos quedamos descansando un rato ; yo le acariciaba lentamente la espalda mientras mi otra mano jugaba despacio entre sus piernas.
    
    Unos quince minutos después, Tino volvió a salir a correr por el jardín, pero ya era para mí el "hombre de mi vida", y aunque a mi edad cualquier chica suele buscar más de un amante, yo haré todo lo que pueda por no pertenecer a nadie que no sea mi amado Siberiano, Tino. 
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