1. Me creía el gigoló supremo...


    Fecha: 07/12/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Zekyasha, Fuente: SexoSinTabues

    ... la cerraron. No sé por cuanto tiempo estuvieron manejando, pero se me hizo eterno. Cuando el auto se detuvo mi corazón estaba a mil. Se abrió la cajuela y lentamente me bajaron. Asomando minojo por el agujero no podía ver nada, seguís oscuro, pero esta vez no casas ni calle. Parecía que estaba en un lugar muy alejado. Pude ver una casa grande, entramos por un costado, por el jardín. Pude ver que era llevado a algo así como unas caballerizas, donde al abrir una de ellas fui puesto dentro y ahí me dejaron. A la mañana siguiente me encontraba sin dormir, no sabía que era lo que querian de mi, cuando escuché a alguien acercarse a donde me encontraba. -Hay que empezar a preparar a este perro- oí decir a alguien Sentí como la caja donde estaba se movía nuevamente, el trayecto no duro mucho. Aventaron la caja bruscamente al suelo, casi inmediatamente quitaron la tapa dejándome expuesto. La luz del sol de mediodía me enceguecía. Dos tipos muy grandes y corpulentos me sacaron de esa caja, aventandome al suelo. Inmediatamente tomaron una manguera y empezaron a rociarme con mucha presión. -Asegurate de lavar bien a este perro, si no el jefe se enojará- dijo uno de ellos al otro que me rociaba con la manguera El agua estaba helada, con mis manos y pies atados me era imposible salir de esa situación y de aquel lugar. Después de un par de minutos se acercaron nuevamente a mi, me pusieron un collar en el cuello con una placa. La placa tenía el número 12, para después llevarme a otro ...
    ... lugar, como un establo, al avanzar por ese establo logré ver algunas jaulas con muchachos en su interior y otras vacías. Algunos forcejeaba por salir de su aprisionamiento sin fruto aparente, todos con un collar y una placa con número. Al llegar a una jaula vacía, mis cuidadores la abrieron, era pequeña, quitándome mis ataduras de pies y manos, violentamente, me metieron con exceso de violencia a ella, ya estando dentro un candado impediría que pudiera abrirla. Pasaban los días, y nosotros simplemente estábamos encerrados en nuestras jaulas. Aunque cabíamos perfectamente acostados y tenía la suficiente altura como para sentarnos no dejaba de ser una prisión de acero. Para comer nos servían la comida y el agua en unos tazones para perro, los cuales ponían al frente de la jaula. Esta misma tenía un hueco por el cual solo cabía la cabeza, así que para comer teníamos que ponernos de rodillas, sacar la cabeza y comer directamente del tazón, como un perro. Noté que algunos muchachos más pasaron por mí misma situación y fueron agregándose a esa abadía conforme los días pasaban. No recuerdo bien pero transcurrieron aproximadamente dos semanas desde que llegué. No sabía nada de mi familia, ni de que hacía en ese lugar. De repente oí un camión, el cual entró al establo. Cuando los cuidadores se acercaron a mi, tomaron la jaula y la cargaron conmigo en su interior, aproximándose al camión. Cuando estuvieron en la caja trasera, me levantaron y me aventaron al fondo, deslizándome por el piso. ...
«1...345...»