Anita de viaje con su antiguo jefe - Relatos Eróticos

Anita de viaje con su antiguo jefe

Anita continuaba muy caliente después de varias escapadas sexuales que había tenido con su antiguo jefe Arturo.Siempre me llamaba por teléfono para avisarme que iba a encamarse con ese tipo; que la mandaba de regreso a casa dejaba bastante relajada y satisfecha con su verga de oro…Pero mi sensual esposa siempre quería más. Cogía conmigo todas las noches, pero al día siguiente insistía en que necesitaba la verga prodigiosa de Arturo para quitarse esa tremenda calentura que la tenía tan enloquecida…Una tarde me dijo que necesitaba ir a verlo con urgencia.Le pregunté si la esperaba en casa para cenar y me respondió que me llamaría más tarde para confirmar. Estuve esperando su llamado, pero ya sabía que era una pérdida de tiempo…Regresó cerca de la medianoche. Sus cabellos revueltos y la expresión relajada en su hermoso rostro me indicaron que ese tipo la había disfrutado durante horas y horas.Ana se desnudó frente a mí. Esta vez su hermoso cuerpo no tenía moretones ni arañazos, pero se dobló por la cintura y abrió sus firmes cachetes con las manos, para mostrarme la tremenda dilatación de su ano enrojecido, que le había provocado la verga de ese hombre.Mi delicada mujercita se encerró en el baño para darse una ducha. Un rato más tarde regresó a nuestra habitación; vestida solamente con medias negras de nylon y tacos altos.Me sonrió, diciendo que su amante la había sodomizado durante toda la tarde y eso la había dejado caliente, ya que él no le había permitido acabar.Ana se puso ...

... en cuatro sobre nuestra cama y me suplicó que le cogiera la concha hasta hacerla gozar. Me pidió que también le azotara la cola, le jalara los cabellos y le dijera que era una puta…No perdí tiempo; me ubiqué a espaldas de ella entre sus muslos abiertos y acaricié sus torneadas piernas tan sensuales y deseables, enfundadas en esas medias oscuras de nylonMi verga se erizó al contemplar esa entrada anal tan irritada y enrojecida. Me imaginé la verga de ese tipo entrando y saliendo del ano de mi delicada esposa; mientras ella seguramente aullaba como una perra, pidiéndole más y más…Apoyé la punta de mi pija endurecida contra los labios abiertos y humedecidos de Ana, que gimió suavemente al sentirlos.Decidí jugar un poco con ella, deslizando mi pija a lo largo de esa invitante entrada, haciendo que ella lo deseara. Al final ya no aguantó más las ganas y me suplicó a gritos que la cogiera…La aferré por las caderas y me deslicé hacia adelante; sintiendo que sus labios vaginales se abrían deseosos de recibir mi verga.Anita gimió de placer, suplicando que no me detuviera y que la cogiera con toda mi potencia. Comencé a bombearle la concha con furia, mientras mi sensual mujercita movía sus caderas al encuentro de mi verga tiesa, que tanto placer le daba…Ella acabó un par de veces casi consecutivas; luego se deslizó hacia adelante y hundió su cara en la almohada.Yo no había llegado a acabar y la visión de su ano tan dilatado me provocó una calentura mucho peor todavía.Me zambullí entre ...