1. EL SHOW DE MARTHA


    Fecha: 06/12/2019, Categorías: Fetichismo Autor: SeñoraFetichista, Fuente: SexoSinTabues

    ... lengua durante casi un minuto. Veinte minutos de lujuria en los que casi todos los parroquianos se han masturbado hasta el delirio con los juegos eróticos de Martha. Martha se ha acercado a unos hombres que beben su licor en anchos vasos claros. Contoneando su cuerpo, ha pedido a uno de los clientes el vaso, casi vacío ya, de donde bebe. Lo coloca bajo su vulva, abre los gruesos labios velludos con la mano izquierda y luego abre las compuertas de su cuerpo: un líquido claro, casi transparente cae ruidosamente en el vaso hasta casi llenarlo. Bebe un poco con coquetería y luego se lo entrega al hombre ansioso que ha visto todo con infinito deseo. El cliente apura la bebida con placer, hasta acabarla. Martha repite con cuatro clientes más el llenado de sus vasos hasta que su vejiga queda vacía. El antro hierve de lujuria y Martha baja lentamente, mientras la casi totalidad de los clientes le piden que permanezca. Pero su show ha terminado. Debe llenar su cuerpo de nuevo para dar de beber a los parroquianos aullantes que van al local sólo por estar en su intenso show. Anoche ha sido una noche diferente para Martha, mi mujer. Ha hecho dos veces el show donde da a comer sus pies, sus nalgas, su ano y hasta sus líquidos a una jauría de hombres delirantes ...
    ... que se masturbaron frenéticamente desde que inició el baile hasta que vertió en sus bocas el precioso líquido ámbar que da su cuerpo. Ella ha bebido más de lo normal y ha aceptado regresar al estrado donde danzan las putas hermosas del antro. Un cliente enloquecido le ha pagado por recibir sus líquidos desde su vulva húmeda y velluda, de labios protuberantes y dulces. Pero nada ha logrado darle. Yo conozco a Martha. Ha mirado traviesamente al cliente y le ha susurrado algo al oído. Algo que lo ha hecho excitarse grandemente: Martha ha tomado un plato y se ha colocado de espaldas al hombre aquél. Ha abierto sus nalgas con sus manos y ha dejado salir desde su ano un trozo duro, de olor intenso, de unos siete centímetros de diámetro y tan largo como el dedo de una mano. Luego, lo ha colocado frente a su propia nariz y ha aspirado el aroma excitante que emana de él y lo ha entregado al cliente con una sonrisa dulcísima. El cliente lo recibe agradecido y lo toma cuidadosamente. Lo acaricia con sus labios, lo aspira y finalmente lo lame, lo lame, lo lame. Hasta acabar con él. Varios clientes piden su ración y pagan por ella sumas muy respetables. Martha ha dado de comer a seis hombres más. Nos vamos a casa. Mañana volveremos. Martha debe alimentarse bien. 
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