1. Mi vecina estudiante de Medicina


    Fecha: 05/12/2019, Categorías: Voyerismo Autor: karlos7771, Fuente: CuentoRelatos

    Ella es una chica joven, 23 años de edad, morena, cabello lacio, ojos negros, tetas y nalgas de buen tamaño, bien proporcionados a su cuerpo al igual que sus piernas, y de cara simpática.
    
    La conozco de hace ya varios años, sin embargo no fue hasta la noche de año viejo pasada cuando llamó mi atención, en aquella ocasión recuerdo haberla encontrado en las escaleras del edificio donde vivimos, yo bajaba y ella subía, nos topamos de frente y ahí la mire con morbo por primera vez, usaba un vestido color crema, arriba de las rodillas, entallado, que se amoldaba muy bien a sus pechos y caderas, usaba maquillaje y lentes de aumento, cabello recogido y zapatos de tacón alto.
    
    Un “buenas noches” de mi parte disimulando que me era indiferente, ella me contesta con una sonrisa, acto seguido la dejo subir las escaleras como cortesía, sin embargo, mis intenciones eran otras, la tela y el color de su vestido me dejarían saciar ese morbo que tanto me excita, necesito ver qué tipo de ropa interior usa, y a pesar de ver las líneas de un calzón completo, por primera vez me fije en sus nalgas, firmes y del tamaño justo a la medida de sus caderas.
    
    Recuerdo que entre la imagen de sus senos y sus nalgas bien apretadas dentro de ese vestido, el aroma a su perfume barato y mi imaginación trabajando en cómo se vería si en lugar de marcar ese calzón hubiera sido una tanga o un bóxer, me provocaron una tremenda erección.
    
    Más tarde volví a encontrarla en las escaleras, esta vez estaba ...
    ... acompañada, era un chico de su edad, ella estaba sentada y mi imaginación nuevamente apareció.
    
    Pensé que si yo fuera ese muchacho a esas horas seguramente estaría con mi cara metida entre sus piernas, comiéndome toda esa hermosa y apretada vagina que seguramente tiene, metiendo mi lengua cada vez más profundo en su orificio que entre su excitación y mi saliva ya estaría escurriendo, y sin olvidar lamer ese delicioso clítoris, hasta llegar a lo inevitable, ella termina en mi boca y tomo todos sus deliciosos jugos, inmediatamente la coloco de espaldas a mi levanto su vestido y dejo al descubierto ese culo firme y terso, tomo la parte de enfrente de su vestido y de un tirón fuerte y rápido descubro sus hermosos pechos firmes y grandes para que se muevan a ritmo de mis embates mientras la tomo con fuerza de su cintura, ella gime cada vez más, no me puedo aguantar y mi verga siente esa explosión de cuando estas demasiado excitado y eyaculas en grandes cantidades, abro los ojos y recuerdo que estoy acostado en mi cama, con una tanga en mi cara.
    
    Es un hilo dental, rosado y de encaje, por supuesto usado, y aunque cada día pierde más ese aroma que al principio era fuerte y penetrante y que tanto placer me ha dado, solo con recordar en la vagina y el culo de quien estuvo metida esa tela, me hace renuente a desecharla, aún hay un poco de su esencia, estoy seguro, cierro los ojos nuevamente, me olvido de mi vecina y me concentro en la tanga, en recordar el primer día que la disfrute, fue ...
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