1. Una chica normal


    Fecha: 04/12/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola, me llamo Elvira. Vivo en Madrid y tengo 19 años. Actualmente viajo mucho por el trabajo que gracias a mi padre me va muy bien. La historia que voy a contar me sucedió hace exactamente seis años. Soy una chica muy desarrollada, desde muy niña. Mis medidas son 1,66. 108-57-92. Tengo los ojos verdes y el pelo muy largo rubio. Sí llamo la atención. Cuando mi madre nos dejó yo apenas tenía 13 años. Vivía con mi padre y me convertí enseguida en la mujer de la casa, siempre se me ha dado muy bien los estudios pero las tareas de la casa me encantan. Cocino muy bien, gracias a que siempre ayudaba a mi madre en la cocina y aprendí mucho con ella. Mi madre era una mujer muy guapa pero se enamoró de otro hombre y dejó a mi padre y a mí. Nunca lo he perdonado, ella será muy feliz en Australia que es donde vive ahora, pero ella no sabe que yo también soy muy feliz ahora. Por aquella época yo ya veía películas pornográficas, se las quitaba a mis padres y luego en mi habitación las veía por la noche. Siempre tuve muy claro que aquello no era nada malo, por mucho que digan los puristas, me gustaban y me gustan aún. Mi padre es un hombre atractivo, tiene 49 años alto fuerte con mucho bello y moreno, unos ojos verdes preciosos y su voz masculina. Al principio lo pasamos mal, pero a medida que iba pasando el tiempo empezamos a disfrutar de nuestra vida en común. Poco a poco fui convirtiendome en una mujercita, y cuando estaba a punto de cumplir los catorce años ocurrió una cosa que es lo ...
    ... que os quiero contar. Por la tarde antes de llegar mi padre de su trabajo, entre a su habitación para coger una película de porno nueva. La llevé a mi habitación, para verla por la noche, sin darme cuenta del tema que era ni reparar en esconderla. Por la noche puse la cena y charlamos como siempre hacíamos mi padre y yo. Mientras recogía la mesa, observé que mi padre me miraba de forma extraña. Yo llevaba una faldita corta y un short que dejaba al descubierto mi ombligo; cada vez que me agachaba a coger un plato mi padre miraba por el amplio escote mis enormes pechos. Me di cuenta enseguida que mi padre no estaba con ninguna mujer, la verdad es que no lo entendía, él es un hombre muy atractivo. Por alguna razón que no sé explicar ahora me dejé observar, de alguna manera me excitaba, hacía sentirme mayor, una mujer de verdad. Los chicos de mi edad eran unos tontos que no se enteraban de nada. Seguro que se mataban a pajas pensando en mis tetas, pero no había ninguno que me dijese nada. Sin embargo los chicos de 18 o 19 ya me miraban con otros ojos y algunos de ellos incluso se insinuó. Con uno de ellos me fui un día al cine, y por primera vez en mi vida hice una paja a un chico. No pasó de ahí la cosa, aunque lo deseaba me hice la dura. El chico se corrió como un loco, recuerdo perfectamente como salía su leche disparada con la luz de la pantalla como reflejo de aquella visión. Me gustó mucho el tacto y el olor y por momentos deseé lamer su leche como veía en las películas. La ...
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