Paja en la cocina - Relatos Eróticos

Paja en la cocina

Hola, soy Javier, mi historia radica en una situación que se convirtió en una placentera y caliente experiencia. Para comenzar les contare que soy asiduo lector de los relatos de la sección Infidelidad, y como creo que a muchos les pasará luego de leer uno o más relatos caigo en un estado de intensa calentura y me dirijo hacia mi mujer tratando de saciar mis “bajos instintos”, pero como (también creo que a muchos les pasará) mi mujer se encuentra total mente ajena a esto, y pasamos a un juego de tire y afloje durante varias horas, (dado a que tenemos niños y no podemos estar haciendo ese tipo de cosas en cualquier momento), que consiste en mi persona llegándole cada momento de libertad a sobarla y decirle guarradas al oído, aumentando el estado de calentura, por ello que al llegar al momento del “desenlace”-cuando los niños están durmiendo- nos encontramos en completo desenfreno, donde durante el polvo nos decimos una cantidad de deseos eróticos como, el de incluir a un tercero o tercera en la cama, lo que más nos gusta es la idea de tener dos hombres pudiendo realizar una mamada mientras se la están cogiendo, a mí una cosa que me calienta por demás es que me cuente como lo hacía con sus ex´s, y más que nada como se las mamaba, siendo ella una gran experta en el arte de la felación, cosa que se ufana y le encanta hacer, logrando con su boca que experimentes un viaje a otro mundo. Bueno para no aburrirles les contaré como fue una de esas previas de larga duración, que ...

... concluyo en final más que previa.

Un día domingo por la tarde me encontraba en mi oficina particular en mi casa, sin nada para hacer ya que se habían realizado ya para esas horas todas las tareas típicas de un domingo, como la de ir a la mañana con los niños a dar un paseo finalizándolo en la casa de mis suegros donde almorzamos, y ya para las tres de la tarde nos dirigimos a la plaza cercana a que los niños disfruten un tiempo al aire libre, para luego regresar a casa, era uno de esos días templados ni mucho calor ni tampoco frio, cosa que nos permitía andar más sueltos de ropa, y estando ya en casa lo cual yo llevaba una remera y un pantalón jogging tipo deportivo. En esto me leo completo un relato de una serie de varios de esta página, como era de corresponder me levanto con deseos de cumplirlo, con el pene erecto a mas no poder, y tratando de que se note lo menos posible dado la flojo de mi ropa, he de reconocer que no poseo un pene de gran tamaño aprox. 16 cm, pero igual se dejaba ver en gran parte el levantamiento de ropa que causaba, camino los 20 metros que me separan mi oficina de la cocina de la casa, pasando por el cuarto de los niños y realizando el típico chequeo de que no irían a molestar frustrando mis deseos, al comprobar que según las actividades que realizaban cada uno dispondría de alrededor de un par de minutos nomas para sobar a mi mujer, retomo mi andar, llegando a la cocina y encontrando a mi mujer de lo más tranquila ordenando los utensilios de cocina que ...