1. En el pueblito


    Fecha: 12/09/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tuve que quedarme en un pueblito de la costa por un desperfecto mecánico, y la única posada del pueblo estaba llena y me aterraba quedarme en el carro sola. Mientras preguntaba por alojamiento conocí a Martha, una hermosa chica morena que me ofreció quedarme en su casa. Vivía sola y eso me gustó. Lo que no imaginaba era que Martha era la mujer más sensual y tierna que haya conocido, además de muy provocativa.
    
    Después de dejar el carro en su casa fuimos a la playa. Martha vestía un Hilo Dental azul que quedaba sublime en su bello y perfecto cuerpo. Martha exhibía su cuerpo de una manera tan provocativa que hasta yo la miré con envidia, a pesar de ser una rubia muy hermosa.
    
    Martha me trató con gran delicadeza y me sentí halagada, me propuso usar uno de sus hilos. No se por qué, pero accedí, ella me llevó a un lugar alejado de la playa y allí me cambié, al ver como me miraba me sentí intimidada y entonces me dijo: Tienes que depilar tu vagina, es lo único que te falta para ser perfecta.
    
    Mientras volvíamos me tomó la mano y me dí cuenta que buscaba seducirme, pero de repente cambió de actitud. Esto pasó varias veces. Al volver a su casa tomamos unos tragos y cenamos. La noche era hermosa y ellá empezó a enseñarme las estrellas desde su jardín, apagó las luces y ví el cielo más bello que había visto. Se colocó tras de mi y me señalaba las ...
    ... estrellas, pero yo estaba más pendiente de lo que comenzaban a hacer sus manos. De pronto me giró y me beso en la boca con ternura, mientras sus manos recorrían mi cuerpo. No sabía que hacer, entonces ella tomó mis brazos y me hizo rodear su cuello, mientras sus deliciosas manos acariciaban mi espalda. Pronto respondía ardientemente a sus besos.
    
    Martha me llevó a la cama y allí, en total oscuridad, me dió el más intenso orgasmo de mi vida. Al acabar me llevó a la ducha y me depiló completamente. Volvimos a la cama y allí descubrí que me encantaba a acariciarle el cuerpo a esa hermosa mujer y sentir sus manos dandome placer.
    
    No se cuantos orgasmos tuve, pero después del segundo no reprimí mis gemidos de gozo, tal como ella me pedía. Desperté cuando amanecía en brazos de aquella hermosa morena. Hicimos el amor antes de desayunar, mientras nos duchábamos, y mientras nos vestíamos. Al salir me tomó la mano y me besó sin verguenza ninguna en el pueblo, y la playa. Le dije que deseaba hacer el amor, por lo que le dije: Vamos a casa. Entonces ella me llevó al agua y empezó a besarme con lujuria frente a toda la playa, y con su mano me llevó a un orgasmo.
    
    Me enamoré perdidamente de Martha y desde ese día no escondo mi preferencia sexual, de hecho terminé con mi novio, y ahora vivo con Martha en ese pueblito costero, donde todos saben que somos pareja 
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