1. Bajo el cielo de Siberia (1)


    Fecha: 21/11/2019, Categorías: No Consentido Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... Estar aquí, sentada, no soluciona nada; estos páramos, enseguida, quedarán desiertos, a disposición de los lobos. Los camaradas están abriendo huecos en el hielo, para, por ellos, dejar caer los cadáveres de camaradas, de amigos. Se hundirán en el lago, quedando a salvo de los lobos… Y, para cuando llegue el deshielo, lo más seguro es que ya no quede nada de ellos. Si quieres, podemos ayudarte a llevar el cuerpo de tu amo a uno de esos agujeros; así, también quedará libre de los lobos; no se ensañarán ellos en su cadáver
    
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    Nadezhda Semionovna Abramova había nacido en la mansión de los Boronsov, hija de dos sirvientes de la casa, la doncella personal de la señora, “madama” Boronsova y el cochero y casi hombre de confianza del príncipe Boronsov, Aleksandr Alekseievich. Como era bastante normal entre la nobleza rural rusa, la niña Nadezhda, Nadia en familia, creció jugando con los hijos de la casa, la pequeña Anna, Anya en familia, año y pico mayor que Nadia, y el amito Boris, Boria en la corta distancia(3), algo más de tres años mayor que la hija de los sirvientes; no ocurrió lo mismo con el primogénito de los príncipes, Aleksei Aleksandrevich, casi diez años mayor que Nadezhda, lo que, de por sí, ya marcaba una cierta barrera entre ambos, barrera a la que ajenos ni sus hermanos eran, pues el chaval, amén de llevarles ya unos años, también era poco amigo de barrabasadas, travesuras y demás dislates propios de críos revoltosos ...
    ... como eran Anya y, sobre todo, Borya
    
    Y es que Aleksei, desde muy pequeño, fue un niño serio, más que menos introvertido, poco amigo de juntarse, jugar, con otros niños, prefiriendo, desde siempre, la soledad enfrascado en lo que más le gustaba, los “rompecabezas”, juegos de construcciones, aquellos antiguos “Mecanos”, etc., lo que le hacía un tanto antipático, algo parecido a lo que de siempre ha pasado con los llamados “empollones”, que de siempre resultaron antipáticos a sus compañeros. Pero tampoco pensemos que “Alyosha” (Diminutivo de Aleksei) fuera adusto con nadie, menos altanero “muzhiks o despreciativo, pues siempre trató a sus inferiores, los sirvientes de la casa, incluso los “muzhiks”, los braceros que trabajaban las tierras de labor, con delicada cortesía, gran respeto, realmente.
    
    Por su parte, su hermano menor, Borya, de siempre fue todo lo contrario; festivo, alegre, simpático, muy, pero que muy poco amigo de esforzarse en nada, un vaguete empedernido, sin responsabilidad ni, casi, respeto por nadie, sin tampoco parar mientes en lograr lo que quería, normalmente, ganándose la voluntad de quien fuese, merced a esa gracia, esa “labia”, de cara dura que Dios le diera, ante cuya simpatía arrolladora no había voluntad que se resistiera. Y la pequeña Anya pues nadando a dos aguas, entre la buena voluntad con todos y los arranques de “niña mimada” que la hacían casi insoportable a todo el mundo y qué decir respecto a los sirvientes, que raro era el día que no los ...
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