1. El trio perfecto


    Fecha: 26/10/2019, Categorías: Intercambios Autor: oscareduardo, Fuente: SexoSinTabues

    Dora acababa de llegar a su apartamento, se desvistió y tomó una ducha, salió a su alcoba y se contempló en el espejo y sonrió, veía enfrente una hermosa mujer, alta, bien proporcionada, con una cintura estrecha, busto prominente y un trasero envidiable, atrás había quedado ese pasado donde su cuerpo enjuto pasaba desapercibido. Ahora estaba en la capital, trabajaba en una gran empresa, se había casado con Manuel un hombre del campo como ella que había llegado a buscar nuevos horizontes. Se conocieron en la cafetería de la fábrica, entablaron un rápido romance y se salieron a vivir juntos. Manuel era un hombre alto, delgado, muy parco, trabajador y juicioso, pero su gran atractivo era una verga larga que hacía las delicias de Dora. En la cama no era muy osado y sus faenas amatorias eran común y corriente, para Dora le faltaba picante, era una penetración deliciosa pero sin vida, Dora quería más excitación, más espontaneidad ,más atrevimiento. Con las dos manos pulsó sus senos, los acarició suavemente, toco sus pezones que al tacto de sus dedos se enderezaron quedando erectos, bajo su mano derecha y acariciando su sexo deslizó sus dedos en su vagina, quería que Manuel se inventara cosas para excitarla más, deseaba sentirse anhelada, soñaba con hacer del sexo una aventura en la que todos los días aprendiera algo nuevo, tal vez debía conseguirse un amante. Al rato llegó Manuel, la encontró casi desnuda en la cama, pasó de largo y se fue a la sala a ver un partido de futbol, ...
    ... ella se paró y llegó al sofá donde él estaba sentado, prácticamente al agacharse hacia él le colocó sus dos hermosas tetas cerca de la boca, Manuel ni se inmutó, ella cogió su mano y la colocó en su vagina pero definitivamente su marido sólo quería ver el partido. Dora regresó al dormitorio y bajo las sabanas se empezó a masturbar y a desear una verga activa así fuera corta pero que la despertara de ese letargo sexual. Su orgasmo fue delirante pero apagado, hubiera deseado gritar pero sólo atinó a morder la sabana, arañar la almohada y luego se quedó dormida. Al otro día se levantó con una fijación, conseguir una amante. Y la suerte vino a su lado Manuel no trabajaba al otro día, ella se sentó en la cafetería, estaba comiendo en silencio cuando un hombre se dirigió a ella y le preguntó si podía sentarse, ella con un leve gesto asintió. Se presentó diciendo que se llamaba Andrés y muy pronto su locuacidad y su sentido del humor llamaron la atención de Dora. Era completamente lo opuesto de Manuel, un poco más bajo, de complexión media, aunque no era un buen mozo era agradable. También trabajaba hacía poco en el área de producción. En breves palabras quedaron de encontrarse para tomar algo a la salida de la fábrica. Así lo hicieron y fuera del sitio de trabajo Andrés mostró más interés en saber de la vida de Dora, ella le contó que era casada, que su marido trabajaba también allí y que no deseaba causar incomodidades a su esposo. Andrés la invitó a su apartamento que quedaba muy ...
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