1. En la montaña


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Fuí con un compañero de trabajo a un parque nacional muy cerca de la ciudad, y el que es del interior no conocía. Llegamos a una cascada muy hermosa en un lugar retirado y solo, además era entre semana y allí no había nadie cerca.
    
    Me desnudé para bañarme, al voltear vi a mi amigo completamente desnudo, su pene estaba completamente erecto y era enorme, pero lo que me sorprendió más fue ver como se masturbaba. Quede de una pieza y mi pene se erectó con violencia. El se acercó y sin mediar palabra me beso ardientemente en la boca. El es un hombre muy negro alto, delgado pero fuerte. Por la manera en que me tomó ví que era mucho más fuerte que yo, y sentí miedo.
    
    Él me confeso que le atraía mucho y quería hacerme el amor y sin darme tiempo a responder me besó en la boca nuevamente, pero esta vez sus manos exploraron eroticamente mi espalda completa, haciendome gemir de sorpresa al apretar mis nalgas.
    
    Me hizo sentar en una roca y me dijo: Mira como me pones. Con sus manos tomaba las mías y entre ellas apretaba su pene. Por favor, para, le dije, pero el empezó a masturbarse con mis manos entrelazadas con las suyas.
    
    A todas estas yo estaba muy excitado con aquella nueva y erótica experiencia, entonces me acostó sobre una roca lisa y empezó a estimular mi ano con su lengua y labios. Fue una sensación brutal de placer y gemí de deseo. El me estimuló largo rato introduciendome primero uno, y luego 2 de sus dedos. Perdí completamente la cabeza y me abandone a aquel nuevo ...
    ... placer. El estimulaba a unos centímetros en la pared frontal de mi ano, y yo levantaba mi trasero gimiendo. Con una de sus manos tomó mi glande y me lubricó con mis propios fluidos, deslizando 3 de sus dedos en mi, y acostandose sobre mi colocó su sexo en mi ano y lo empujó suavemente, sin apuro. Sentí un desgarré, una punzada intensa, y aquel sexo se hundió en mi cuerpo hasta la base. Grité de placer y dolor, aquella sensación de llenura fue algo demasiado intenso y rico, el empezó a cogerme con lujuria, y yo tuve un orgasmo intenso.
    
    Me perdí completamente gimiendo de placer, el aceleró su movimiento y me preguntó: ¿Te gusta?¿Quieres ser mi mujer? Si, si, si quiero, respondí entre gemidos y el tuvo un intenso orgasmo.
    
    Me abrazó con ternura y deseo y me dijo: De ahora en adelante serás mi putita catira, mi novia rubia, mi hembrita de cabello amarillo, mi mujer.
    
    El sacó su pene de mi cuerpo y corrí a la cascada, pues mi intestino se vació completamente. Me limpié y él se acercó y me beso nuevamente, su pene seguía erecto y el me pidió que lo satisfaciera oralmente, lo que me hizo adicto al sabor y olor de su semen.
    
    Pasamos allí el resto del día, besandonos, acariciandonos, conociendonos, y amandonos.
    
    Al volver a la ciudad me trató publicamente como su pareja. Me sentí muy avergonzado y excitado y le dije que quería pasar la noche en sus brazos, y me llevó a un motel. El encargado me miró y sonrió y me sentí muy avergonzado y feliz.
    
    Desde ese día Ramón me trata ...
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