1. Desafío de galaxias (capitulo 56)


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Sexo Oral Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    La nave presidencial, abarrotada de heridos, aterrizó en la zona aeroportuaria del complejo del Palacio Real de Mandoria. Rápidamente, cientos de sanitarios y personal militar, comenzó a bajar a los heridos para llevarlos a los centros hospitalarios. Como era de esperar, Marisol se negó a ser la primera en ser evacuada de la nave, y eso que estaba un poco aturdida por los calmantes. Apoyada en su bastón, y con la ayuda de su padre, Anahis subió por una escalerilla auxiliar y se encontró con el presidente que estaba supervisando la evacuación de los heridos. Después de besarse, los condujo a su camarote donde se encontraba Marisol.
    
    —¿Qué tal paciente ha sido? —preguntó Anahis mientras se dirigían a su encuentro.
    
    —¡De puta pena! De verdad hijita que no sé como la aguantas, —la respuesta hizo reír a Anahis y a su padre.
    
    —¡Hombre! No habrá sido tan malo, —dijo el padre.
    
    —¿Qué no? he discutido con ella hasta porque la tengo en mi camarote, y eso que está medio drogada.
    
    —¡Normal! ¿a quién se le ocurre?, tenias que haberla dejado con los chicos, —bromeo Anahis alegre pero ansiosa de verla.
    
    —¡Joder! Que no está sola: Sara, que cómo sabéis también está herida y grave, está con ella en el camarote.
    
    —Eso está bien, están juntas desde el colegio.
    
    —Pero, ¿cuánta gente ha estado con Marisol en el colegio?
    
    —No tantos papa, no exageres, solo son tres: Paco Esteban, J. J., y Sara, con la particularidad de que ella y Marisol eran compañeras de pupitre. ¡Ah! Y el ...
    ... marido de Sara, el general Felipe Pardo, pero él estaba un par de cursos por delante.
    
    —Tengo que advertirte de una cosa, no quiero que te asustes, —dijo el presidente parándose antes de entrar— ya sabes que no corre peligro, pero no está bien, y además está muy marcada: tiene heridas en el rostro y en los brazos.
    
    —No te preocupes, estoy preparada. ¿Los médicos que han dicho?
    
    —Seguramente tendrán que operarla la pierna y ponerla una prótesis en el hueso, en cuanto a la herida del hombro, es fea, la lanza la atravesó y salio por detrás, tendrán que reconstruir el omóplato y los músculos. Está ha sido la vez que más cerca han estado.
    
    Anahis traspaso la puerta y la vio sobre la cama del presidente, compartiéndola con Sara que estaba sedada e intubada. Desde la cama, Marisol la vio llegar y su rostro se iluminó a pesar de las heridas, el ojo amoratado y casi cerrado, y el respirador que se introducía en sus fosas nasales. Anahis no se dejó impresionar, y con una amplia sonrisa, y no sin trabajo, se arrodilló a su lado. La beso mientras la colocaba el flequillito. Marisol la acarició el rostro con los dedos.
    
    —¿Qué tal estás mi amor?
    
    —Ahora bien. Creí que no volvería a ver esos maravillosos ojos azules.
    
    —No digas bobadas.
    
    —¿Cuánta gente hemos perdido?
    
    —Todavía no lo sabemos, no podemos acceder al interior del Fénix, pero estamos en ello.
    
    —¿Tenéis alguna cifra aproximada?
    
    —No menos de cuatrocientos, entre la nave y los combates posteriores.
    
    —¡Joder! ...
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