1. Un pervertido cuento de navidad (1 de 2)


    Fecha: 11/10/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos

    ... nadie lo había hecho hasta el momento.
    
    Se puso de pie y desabrochó la cremallera de su pantalón. Su miembro saltó directamente a mi cara. Era gordo, grande, totalmente desproporcional a su físico delgado. Abrí la boca para metérmelo cuando recibí una cachetada de improvisto.
    
    - ¡Oye! - exclamé sin contenerme.
    
    - Tienes que pedirme permiso, imbécil - remarcó Carlos. - No puedes tocarme a menos que yo te lo permita, ¿está claro?
    
    Demoré unos segundos en contestar. Estaba agitado por la segunda cachetada, que me había sacado de contexto.
    
    - Sí, Amo Carlos - dije, volviendo a mi personaje.
    
    - Pídemelo, entonces - insistió.
    
    - ¿Puedo chuparle la verga, Amo Carlos? - pregunté, en tono de súplica.
    
    - ¿Deseas mi verga, niño Noah? - preguntó.
    
    - Sí, Amo Carlos - continué. - Quiero probarla.
    
    - No me interesa lo que tú desees, estúpido - refunfuñó. - Vas a tener que desear complacerme. Ese va a ser tu único objetivo de ahora en más. ¿Acaso eres tan idiota que no puedes entenderlo?
    
    - Quiero complacerlo, señor - me aceleré en comentar. - Estoy a su servicio, señor, y sería un honor para mí complacerlo.
    
    Apenas lo podía ver por la penumbra, pero creo que sonrió.
    
    - Eso me gusta un poco más, putito - respondió. - Te voy a dar el honor de que me la chupes, si es lo que tanto quieres.
    
    Me metí su miembro en la boca finalmente. Tenía un gusto salado, que me enloqueció, como si recientemente hubiera orinado. Era demasiado grande y yo nunca tuve una cavidad bucal ...
    ... de gran abertura, por lo que me encontraba limitado desde esa posición. No obstante, intenté metérmela hasta lo profundo de mi garganta.
    
    - ¿Te gusta mi verga, Noah? - preguntó.
    
    Me la saqué de la boca para responder.
    
    - Sí, me gusta, Amo Carlos - respondí.
    
    - ¿Es mejor que la de Martín, no? - dijo.
    
    En ningún momento me puse a compararlas en mi cabeza, sólo respondí lo que ameritaba a responder en esa situación.
    
    - Es mucho mejor, señor - afirmé.
    
    El Amo Carlos me pasó su miembro por la cara y comenzó a golpearme con su verga. Era tan excitante ser tan humillado que estaba a punto de acabar sin siquiera tocarme. El Amo se reía mientras acercaba sus testículos a mi boca.
    
    - ¿Puedo lamerle los huevos, Amo Carlos? - pregunté.
    
    - ¿Te gustaría eso, niño?
    
    - Me gustaría complacerlo así, Amo Carlos - afirmé una vez más.
    
    - ¿Te gusta chuparle los huevos a los hombres?
    
    - Viviría mamándole los huevos a los hombres - afirmé.
    
    - Porque eres un putito goloso.
    
    - Sí, señor - dije, excitadísimo. - Soy un putito glotón.
    
    - Mámamelos - indicó.
    
    Me metí sus huevos en la boca, mientras que el resto de su verga descansaba por encima de cara. Sus testículos estaban bien afeitados, cosa que me sorprendió. Esta vez, por más personaje en el que se encontrara, Carlos no pudo evitar suspirar de placer al sentir cómo se los estaba chupando.
    
    - Uuuuhhhh... - gimió. - Eres bueno con los huevos, esclavito.
    
    - ¿Le gusta, señor? - preguntó.
    
    No respondió. Su función no ...
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