1. l) Cumpliendo mi trabajo


    Fecha: 08/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... macho reía escandalosamente.
    
    -¿Te gusta verdad putito? Ahora seréis mis putas los dos cuando os quiera tener. -encontré la boca de Leo que me ofrecía girando la cabeza y nos besamos como pudimos por los vaivenes que imprimía el semental a mi cuerpo empujando con ganas.
    
    -¡Ahh! Señor, sí, deme duro, lo hace muy bien, deme más. -y me quedé con las ganas, ahora volvía al culo de Leo y aumentaba la velocidad de la follada, nos intercambiaba muy rápido y sentía que me arrancaba el orgasmo empezando a eyacular sobre el tapizado del sofá,
    
    Entró dos o tres veces más en mi para que terminara de correrme y el seguía con el pene duro para hacer que León se corriera, se la volvió a meter y Leo gritaba diciendo que le llegaba la leche, y le pasó lo que a mí, eyaculó también entre gritos de placer levantando el culo y moviéndolo en círculos.
    
    Ihan ya no la volvió a sacar del culo de Leo hasta que apretó sus grandes y velludas manos en las caderas y la cinturita de Leo, enterrando toda la verga en el escuálido y flaco cuerpo para vaciarse los testículos jadeando pegado a su espalda.
    
    Me senté en el sofá, encima de la leche que había eyaculado y metí la mano entre las piernas del Turco para cogerle los gordos testículos, sin salirse de Leo me miró y sonriéndole impúdico le hablé.
    
    -¡Gracias señor! No se su hijo, pero yo quiero ser su putito para lo que usted deseé. -entonces se desacopló de León sacando el pene aun tieso y duro y al flaquito le abrazó besándole la boca.
    
    -Sí ...
    ... papá, seremos tuyos para lo que quieras. -quedamos abrazados al gran macho, lamiendo la leche que tenía en la verga mientras nos metía las manos entre las nalgas sobándolas.
    
    -Ya es suficiente. -respiré aliviado al escuchar la orden de Guillermo, nos dieron toallas para limpiarnos antes de ir a las duchas. Creo que Ihan había conseguido convencer al director y tendría trabajo a partir de ahora.
    
    Mi padre nos invito a comer fuera de casa para celebrar nuestro cumpleaños, en una cervecera cerca del parque, entre árboles y voces de niños jugando, e invitó a J.C., a Noa y tres amigos de Óliver, no estaba Rulo, le pregunté por él y no se había atrevido a pedir permiso en el trabajo al faltar mi hermano.
    
    El día quince vinieron a recoger a los mellizo, no quería estar presente por si venía mi madre a buscarlos y me despedí de ellos para subir al piso alto. No fue así, ella decían que deseaba verme y no hacía nada para ello. Llegó su compañero y bajó del coche para ayudarlos a meter las tablas y el equipaje, papá los despidió en la puerta, luego habló con el hombre un momento.
    
    Era sencillo deducir que José y Rafael se encontraban bien en su compañía, de algún modo los tenía atrapados en sus redes. Admitía que resultaba fácil querer a dos chicos tan alegres, agradables y divertidos como eran ellos. Estuve mirando por la ventana de la habitación de papá que da a la calle, hasta que el coche se perdió cuesta arriba y vi como mi padre entraba en casa.
    
    Pasé por su huerto para ...
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