1. El último deseo


    Fecha: 24/09/2019, Categorías: Incesto Autor: KarlaSuarez, Fuente: SexoSinTabues

    Mi marido y yo estábamos sentados con otros dos matrimonios amigos, de más edad que nosotros, en una terraza del paseo marítimo, tomando algo y viendo a la gente pasar. Nuestros maridos no podían evitar fijarse en las nenas que pasaban por allí y les llamaban la atención los grupos de niñas y adolescentes, todas vestidas iguales, con esos shorts cortitos, unos más ajustados y otros más holgados, pero todas enseñando medio culito, como está de moda ahora entre las niñas, además de camisetas cortitas también, enseñando el ombligo, provocando sus comentarios sobre ellas: . - Qué maravilla, están preciosas estas nenas. . - Como me gustaría acariciarlas esas piernas tan largas con esa piel tan suave. . - Estas que tienen los muslos más gorditos y tan culoncitas también están muy ricas. . - Ya te digo, las daría unos buenos mordiscos. . - Fíjate que cuanto más jovencitas son, más enseñan…. . - Me pone malo verlas el culito cuando van andando. Además yo creo que las encanta que las miren, presumir y provocar. . - Quien pudiera tener alguna así en casa ¿eh? . - Paco, ¿Qué darías por estar con una como éstas? . - Uufff, daría la vida, jajaja. Diciendo el de más edad: . - Pues yo lo pediría como mi último deseo antes de morirme, jeje. . - Tú has tenido dos hijas, podías haber aprovechado. . - Sí, pero cuando eran pequeñas nunca me atreví a mucho. Sólo con la pequeña, que era más cariñosa y se dejaba acariciar algo más. . - Anda, seguro que la metías la mano entre las piernas ...
    ... también. . - Bueno, algo sí, no te lo voy a negar. La verdad es que de niña estaba muy rica. Nosotras estábamos oyendo su conversación y la esposa del que había dicho eso, le reprendió: . - ¿Cómo dices esas cosas? ¿Qué van a pensar? Intentando calmarla yo: . - No te preocupes. Estamos en confianza y en todas las casas pasan cosas. . - Sí, ya lo sé, pero a la nena no la hacía nada, o por lo menos yo no lo veía. Nuestros maridos se rieron entre ellos, como no creyendo lo que decía, o pensando que era muy ingenua. Interviniendo yo: . - Mira Juani, todos los hombres hacen lo mismo, si tienen oportunidad, meten mano a las nenas. Diciendo la otra amiga: . - Eso es verdad, porque cuando nos traen a la nieta a casa, tengo que estar vigilándote a ti también. . - Sólo juego con ella, mujer. . - Sí, vaya forma de jugar. Si ya te sorprendí poniéndole la polla en la mano de la cría. Diciendo mí marido: . - Jajaja, ¿tú también? A la mía yo también se la ponía. . - Sólo fue esa vez y porque ella siempre iba conmigo cuando iba a mear y la gustaba verme. . - Ya, ya, sólo esa vez que yo te viera. Seguro que iba detrás de ti para agarrártela, porque sabía que tú la dejabas. Interrumpiendo la otra amiga: . - Bueno, vamos a dejarlo, que aquí van a salir cosas que no deberían saberse. Estáis hechos unos viejos pervertidos, todo el día pensando en lo mismo. . - ¿Y vosotras qué? No me digáis que no les echáis el ojo también a los nenes que pasan por aquí. . - Algunos son muy guapos, sí, pero no estamos ...
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