1. Vacaciones en Mallorca (II)


    Fecha: 04/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Los meses de julio y agosto en Mallorca, se cuenta con total ausencia de lluvia, no obstante suelen producirse excepciones cada década o más. En mi anterior relato había contado experiencias por el interior de la isla y en el presente relataré vivencias en la ciudad de Palma.
    
    Una mañana de agosto amaneció el cielo totalmente encapotado. A los oscuros nubarrones le siguió la tormenta de rayos, truenos y viento. A las 8 horas se desató la lluvia de cierta intensidad, lo que nos limitó la habitual salida matutina a la playa. La sesión de mate en la cama, a guisa de desayuno y unos arrumacos de rigor. Se nos ocurrió que sería propicio, recuperar las cansadas células de la piel por efectos del sol. La solución estaría fundamentada en una abundante untada con crema dérmica. Acostados sobre los flancos, nos abocamos a la tarea, la primera sección fue mi espalda, zona renal, glúteos y piernas. Al girar hacia el pecho, la fricción fue mutua, cada cual se dedicó al pecho del otro. Cuello, tetas, cintura, zona pelviana- agregando cierto matiz erótico en concha, pito y bolas- piernas y le corresponde a la espalda de mi esposa. Desde arriba hacia la zona de la cintura, no hubo notas que exagerar; pero en llegando a las nalgas, la situación entró en ambiente amoroso. Ni que decir que la franela estaba en marcha. Ahí fue donde se me encendió la lampara de la picardía : Si exageraba la untada en su botoncito anal, podría ser aprovechada por mi erecto instrumento. Comenzado el trabajo, ...
    ... no hallé resistencia y con un dedo inicié una tierna sobada que se introdujo brevemente en su oscuro agujero. Le siguió un segundo dedo... y no hubo rechazo. En ese punto intuí que debía acercarle el enhiesto garrote, hasta la engrasada entrada. No fue difícil la introducción del capullo, lo que se produjo de manera incruenta en indolora para ambos. Esperando un supuesto rechazo, se produjo la gran sorpresa : Ella giró su cabeza buscando mis labios con los suyos, dándome perfecta cuenta que debía continuar con la acción iniciada. Empujé un poco más y mi zona pélvica chocó con sus nalgas, lo que me dio la precisión que había llegado al fondo. Crucé los brazos por su cintura, una mano en las tetas y a otra en su chocho, que estaba empapado en jugos. No hubo dificultades en encontrar su clítoris ya desarrollado en su máxima extensión. Su culo empezó a girar como un mollinete, debiendo poner yo la mejor atención para que no se produjera el desacople, que tanto gusto nos estaba proporcionando. La aceleración de los movimientos nos llevó al paroxismo que desembocó en lo que fuera la primer y sí que sensacional, acabada mutua vía anal. Se imponía un descanso y la siesta matutina, sirvió para el recupero de perdidas energías.
    
    Días después el periplo programado era el Castell de Bellver, ubicado en una colina de 700 m de altura, que domina la vista de la Bahía de Palma. Zona densamente arbolada con pinos, algarrobos y otras especies arbóreas; con gran cantidad y variedad de aves de ...
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