1. Móviles -3


    Fecha: 03/09/2017, Categorías: Confesiones Autor: perrofiel, Fuente: CuentoRelatos

    Miro el móvil al despertarme, después de dormir a ratos, sujeto desde el cuello hasta la espalda, y me despejo enseguida al ver un mensaje de Usted.
    
    - Mañana (o sea hoy) quiero que vayas a trabajar tal como estás, eso sí siempre y cuando no notes mucho dolor.
    
    Lo leo dos veces y, excitado, sumiso y obediente, me arreglo para ir al trabajo ya dominado desde el primer segundo. Aparco el coche cerca de la oficina y voy notando cómo tira la cuerda en cada movimiento, tapado el collar con disimulo gracias al cuello de la camisa y a la corbata, ridiculizado ya con solo pensar que en cualquier momento pueda verse su color rosa.
    
    - Señora, ya estoy en el despacho - le escribo, inquieto humillado.
    
    - Bien - responde pasados unos minutos.
    
    Llegan mis compañeras juntas. Laura hablando con total formalidad, tranquila al menos en apariencia. Empiezo con mis tareas, pesando en la noche que habrán pasado mi Ama y Laura, intrigado por las conversaciones que hayan tenido.
    
    - Cuando Laura vaya al servicio, ve inmediatamente y deja el sujetador donde estaba cuando lo cogiste, viciosilla - me pide en un mensaje.
    
    - Si Señora - contesto pensando en que quiere darle un respiro.
    
    Al poco rato, me levanto y voy al aseo, después de haber oído el regreso de Laura. Dejo el sujetador en la papelera, pongo unos papeles secamanos secos y vuelvo a mi puesto.
    
    - Señora, ya está en el lugar de donde lo cogí.
    
    Espero respuesta, pero pasan los minutos y no llega, aunque sí uno de ...
    ... Laura.
    
    - puaaafffff, no te lo vas a creer, apareció el sujetador - me sobresalto, aunque era previsible, por la rapidez que lo ha encontrado -. ¿Tú crees? solo el sujetador. Será pervertido...!!!
    
    Me sube una ola de calor, sin duda sabe que he sido yo. Ha ido al lavabo casi inmediatamente después que yo y como solo he ido yo ha sacado la conclusión. Estoy alterado, mucho. Si entra, alterada, puede acabar descubriéndolo y saber quién, qué y de quién soy.
    
    - ¿Pervertido? - pregunto, con la esperanza que aún no haya relacionado lo del sujetador con que soy yo con quien se escribe, su jefe.
    
    - Si, solo puede ser mi jefe - y me explica la conclusión lógica a la que podía llegar.
    
    - Señora, ya sabe que lo del sujetador he sido yo - le informo.
    
    - Lo se flor, lo sé - responde inmediatamente -. Te estaba esperando. Le he dicho que fuera de nuevo al aseo. No solo lo iba a pasar ella apurado, jejeje. Y he decidido acelerarlo. Lo demás ya lo sabes - se hace un espacio -. ¿Molesta, flor?
    
    - No Señora, solo que desconcertado, no lo esperaba aún.
    
    - Pero es lo que querías. Ahora te sentirás observada, hasta controlada. Pero tranquilo, no te dirá nada, al menos aún. No se atreverá. Solo sabe que eres un pervertido, nada más. Ya verás cuando descubra lo viciosa que eres.
    
    Noto el calor, el sofoco que invade todo mi cuerpo.
    
    - ¿Qué puedo hacer Señora?
    
    - Nada. Ahora os sentís los dos observados, como en peligro. Con el añadido que ella no sabe que eres tú y solo te observa como ...
«1234...»