1. (3) Los amores de Ana Etxeberria


    Fecha: 27/08/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

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    -¿Vienes o no? Tengo ganas de otro polvo –esperaba la universitaria hermosa y desnuda en la cama, pero Cajahueca la ignoró con desdén. Prefería visionar los videos pornos de Ana Etxeberria. Ya llevaba vistos 23 videos y no se cansaba.
    
    Ana era una maestra del fornicio y en cada video se superaba. Esa forma de correrse. Su arte coital. Ese tesoro valioso que escondía entre muslo y muslo. Cajahueca reconocía la espectacularidad en sus orgasmos.
    
    Los videos pornos de Ana eran conocidos en el campus. Cada semana ella rodaba cuatro o cinco videos nuevos y se salía de madre. Debía admitirlo. Cajahueca se enamoró de ella, de su coño en acción, de sus gritos sexuales, de cada trozo de su cuerpazo. Solo tenía polla para ella.
    
    -Oye, ¿quieres traer tu polla a la cama? Tengo prácticas en quince minutos y quiere ir bien follada –exigió la universitaria.
    
    Pero Cajahueca ni la miró.
    
    -¡Hijo de puta asqueroso! –se bajó ella de la cama, recogió su ropa y se marchó.
    
    Pero la atención de Cajahueca estaba en el vídeo 24. Otra vez Ana follando, en este caso con dos chicos en una ducha. Se sacó la polla venosa y se masturbó por sexta vez.
    
    -Eres mía, zorra… Solo mía…
    
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    Miró la hora.
    
    -¡Mierda!
    
    Rocío Quesada volvía a llegar tarde a clase de ética médica. Aligeró el paso. El profesor la tenía fichada y un negativo le vendría fatal para la nota final. Empezó a subir las escaleras hasta el rellano del tercer piso. Aquí se encontró con Iñaki, con cara apurada.
    
    -Hola, ...
    ... Rocío. ¿Tienes un momento?
    
    -Ahora no. Voy tarde.
    
    -Es que he visto tres videos pornos en el móvil y necesito descargar.
    
    -Te he dicho que ahora no. Búscame luego.
    
    -No tardaré ni dos minutos. Será meterla y correrme.
    
    -¿Qué frase no has entendido? Que voy con el tiempo justo.
    
    -Y yo te digo que no puedo esperar –la agarró del brazo.
    
    -Hey, suéltame, me haces daño.
    
    -A mí no me da órdenes una furcia –la arrojó con la pared y aquí mismo la arrancó las bragas de un tironazo.
    
    -Para, Iñaki.
    
    -Solo es un momento –la separó los muslos.
    
    -No quiero ahora.
    
    -Que te calles, zorra.
    
    La aplastó contra la pared para inmovilizarla.
    
    -No te muevas, coño.
    
    -Déjame, cabrón. No puedo respirar.
    
    Pero Iñaki se la sacó totalmente alzada.
    
    -Saca el culo y no te muevas.
    
    -Para, por favor.
    
    Iñaki colocó su pelvis en paralelo a la de ella para proceder a la entrada.
    
    -Eso, pon resistencia, eso me pone más.
    
    -No lo hagas, por favor –sollozaba Rocío.
    
    -Ahí voy –se preparó para el embiste, pero alguien desde atrás lo agarró del pelo y lo zarandeó para apartarlo de Rocío-. ¡Hey, cabrón, suéltame!
    
    El chico obedeció y lo soltó lanzándolo contra el suelo. Iñaki rodó como un monigote.
    
    -¡Largo de aquí, capullo! –se enfrentó el chico a él.
    
    -Vale, vale… -se levantó y se marchó acojonado.
    
    -Hey, ¿estás bien? –se preocupó por Rocío.
    
    -Creo que sí. Muchas gracias.
    
    -¿Ese violador de mierda es tu amigo?
    
    -Ya no.
    
    -¿Te ha hecho algo? Si quieres le busco ...
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