1. La tijera con el conejo de Alicia


    Fecha: 25/08/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    Ella me miraba con deseo, bajando la vista si la sorprendía con sus ojos clavados en mí. Alicia es muy vergonzosa, tendrá unos veintitrés años como yo, pensaba. Ella me gusta mucho y antes de acabar el curso la convencí de jugar a hacer "la tijera" las dos, como un juego travieso y erótico. Su grieta húmeda me enamoró.
    
    Alicia es una compañera de facultad, no somos del mismo grupo de amigas, solo nos sentimos atraídas y nos comemos con los ojos.
    
    Nuestras miradas se cruzaban en clase continuamente, como una atracción sin palabras, solo esa sensación de deseo intenso hacia alguien. Alicia es pelirroja, como yo. Yo suelo acariciarme, deseándome a mí misma: me encanta deslizar mis manos por mis muslos blancos y desnudos y retorcer mi sexo hasta casi hacerme daño; también juego con mis pechos. Desde siempre, me atraen otras chicas pelirrojas, no sé si será autoestima alta o solo son mis preferencias. Alicia me observaba en clase a diario, ruborizándose si la sorprendía con su vista puesta en mí. Yo soy bisexual y creo que ella también, pero también creo que le da vergüenza que le gusten otras chicas. En los últimos días del pasado curso fui acercándome a ella en clase, cambiándome de sitio, cada día más cerca de ella. Me excitaba mucho ver como se ponía nerviosa al sentirme cada vez más cerca, ¡cómo me gustó provocarla!
    
    Alicia no es tímida cuando está con su grupo de amigas, al contrario, se la ve muy decidida. Su timidez hacia mí no es más que su negación a tener ...
    ... deseos lésbicos, estoy segura...ahora.
    
    Sinceramente, creo que me estaba enamorando de Alicia y eso me dio alas para ser más audaz que nunca con una chica heterosexual, o casi. Ella tiene un cabello muy cortito; su cogote blanquito es una tentación; yo por el contrario tengo una melena rizada que me llega por los hombros, el color de nuestros cabellos es de un pelirrojo intenso en las dos, bueno, en ella más que en mí (se nota que me gusta mi pelo, ¡verdad!, ja ja.
    
    El día que me "abalancé" sobre ella, acosándola, para intentar tenerla; ese día me perfumé de Dior y me puse mi vaporosa minifalda estampada de seda, que me queda de vicio, con su colorido estampado. Ese día fue el primero que me senté junto a ella, rozándose la parte externa de nuestras rodillas; la piel de su muslo, en contacto con el mío, se erizó. Le hablé así, y me respondió nerviosa pero excitada:
    
    —Cómo te llamas, te veo a diario y no se tu nombre; yo me llamo Margarita, eres preciosa.
    
    —Me llamo Alicia, yo también te miro a diario; eres muy bella, ¿sabes?, hay chicos que te desean, me lo han dicho, eres muy atractiva y tus minifaldas son la bomba chica.
    
    —Gracias Alicia, ¿tomamos algo después de las clases?
    
    —Vale.
    
    Durante tres días, después de las clases, fuimos de paseo las dos, nos brillaban los ojos al mirarnos y no parábamos de hablar, nos contábamos todo, bueno, casi todo, por lo menos yo. Nos sentíamos muy a gusto y solo el tercer día me atreví a hablar abiertamente sobre mi deseo hacia ...
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