1. NE SEDUJO MI HIJA


    Fecha: 24/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamaré Andres. Tengo 42 años. Hace seis meres que me casé en segundas nupcias con una mujer a la que adoraba. Ella tiene una hija, que me llama papá. Es bonita, más que bonita, preciosa. Rubia, de pelo corto, delgada, más alta que yo, y con un cuerpo de infarto, cuerpo en el que nunca me había fijado, hasta que pasó lo que pasó.
    
    Mi esposa es enfermera. Le tocaba el turno de noche. Nuestra hija se fuera a dormir a casa de una amiga. Después de desnudarme y poner por encima una bata de casa, me acomodé en un sillón del salón y puse una peli porno de hombre maduro con chica jovencita. Enseguida me calenté. Saqué la polla, y comencé a masturbarme, muy lentamente. Me gusta tardar en llegar. Como la tele tenía el sonido elevado, no la sentí llegar. No sé el tiempo que llevaba detrás del sillón, sólo sé, que me metió un susto criminal, al decirme:
    
    -Tienes un pene precioso, papá.
    
    Me revolví como una serpiente. Tapé la polla, y le dije:
    
    -Lo siento, hija, dijiste que dormías fuera.
    
    -Sigue, sigue. Yo me voy a dar un baño.
    
    Se fue. Guardé la polla. Quité el DVD, y la tele quedó en uno de esos programas de mierda.
    
    Me fui al mueble bar. Me eché un lingotazo de hundred pippers. Lo mande de un trago, me eché otro y me fui a sentar en el mismo sitio que estaba.
    
    Mi hija, volvio a la sala con una bata que le daba por encima de las rodillas. Se sentó a mi lado, y me preguntó:
    
    -¿Y la película que estabas viendo?
    
    -No era el caso de seguir ...
    ... viéndola.
    
    -¿Terminaste?
    
    -Que me pillaras haciendo una tontería no te da derecho a hablar como una guarrilla.
    
    -Vuélvela a poner. Quiero verla contigo.
    
    -¡Ni harto de vino!
    
    -Si no la pones le digo a mamá lo que te vi hacer,
    
    -Eso se llama chantaje.
    
    -Llámalo como quieras, pero ponla, ponla o me desnudo y te hago yo la película.
    
    -¡No te atreverás!
    
    Se puso de pie. Quitó el cinto de la bata. No llevaba bragas ni sujetador. Tenía tetas pequenas, triangulares. Parecían pirámides. Su vello púbico era rubio.
    
    Miró para mi entrepierna. Vio el bulto que hacía mi polla erecta bajo la bata.
    
    -Ýa no hace falta que la pongas.
    
    Se sentó en mi regazo. Me besó.
    
    -Esto no está bien. hija.
    
    -Tu pene no dice lo mismo, y mi conchita le da la razón.
    
    Me dio las tetas a chupar. Eran como dos piedras con el tacto del terciopelo. Cerré los ojos y lamí, chupé, acaricié... Poco después,
    
    se arrodilló y me hizo una mamada. No sabía hacerla, pero por eso mismo me gustó más.
    
    -¿Te gusta, papá?
    
    -Sí.
    
    Unos minutos más tarde me eché sobre el sillón, y le dije:
    
    -Dame tu conchita que te la voy a comer.
    
    Se quitó la bata. Se subió encima de mí. La cogí por las caderas y llevé su almejita a mi boca. Era una delicia saborear un chochito tan fresco. No iba a parar hasta que se corriese en mi boca, y no paré, aunque se iba a correr mucho antes de lo que yo pensara...
    
    -Papá, estoy sintiendo algo que nunca antes había sentido. Algo... algo... ¡¡¡Me muero!!!
    
    Se corrio, entre dulces gemidos ...
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