1. A ras de sexo


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Incesto Autor: EvaManiac, Fuente: CuentoRelatos

    ... me voy ya, que es tarde", comenté con voz titubeante.
    
    -"Espera Eva, te dejas algo", replicó el doctor a mis intenciones.
    
    Joder, el tío había dejado mis bragas y a Rocco sobre la mesita, junto a la silla protagonista de la tarde. Lógicamente, Jorge se percató inmediatamente de la situación. Qué coño hacían ahí unas braguitas y un pollón del 20. No podían ser del tipo de mantenimiento… O sí. Pero, por si hubiera alguna duda razonable:
    
    -"Eva y yo hemos estado experimentando el nivel de excitación que aporta un buen masaje de pies. Una cosa ha llevado a la otra y he hecho que se corra".
    
    Hijoputa… ahora sí que no supe qué decir.
    
    -"Joder, pues es un buen pollón ese", esgrimió Jorge regalando una opinión muy semejante a la mía. Empezaba a caerme bien.
    
    -"Aún no lo hemos usado, pero tenía intención de follármela con eso antes de que vinieras", vomitó el doctor con tono irónico. "Eva, te importa si Jorge se queda mientras acabo contigo esta tarde?"
    
    Me quedé atónita. No me podía creer lo que me estaba pasando. Por un lado me parecía una desvergüenza imperdonable que el doctor me propusiera algo así. Y por el otro reconozco que el morbo del voyeurismo me tira bastante. No tengo porqué estar mirando yo. Ser protagonista de algo así siempre ha sido una de mis fantasías, como hacer un trío con dos tíos, tirarme a un negro o comerme un buen coño. Noté que me estaba poniendo muy perraca otra vez, justo mientras pensaba qué responder a la oferta del doctor.
    
    -"No sé si ...
    ... es muy buena idea, doctor. Lo he pasado muy bien antes y no me gustaría estropear la tarde". Se me ocurrió esta excusa tímida, sin convencimiento.
    
    -"Te aseguro que nada se estropeará hoy, Eva", comentó el doctor, muy sugestionado.
    
    Y Jorge "el ayudante", ahí pasmado, mirándome de arriba a abajo, desnudándome lascivamente con su mirada… Un tipo alto, treintañero, más bien guapetón. Se acercó a mí y me tendió su mano para atraerme hacia él. De cerca estaba más bueno, era algo canoso y tenía una piel muy cuidada. Una especie de metrosexual de gimnasio pero sin tanta cacha. Olía bien. Recién duchado, sin duda. Y perfumado. Llevaba anillo de casado. O sea, no follaba. Se mostró cercano y por encima de las circunstancias, aquellas que a mí aún me tenían ruborizada. Se puso detrás, me apoyó las manos en los hombros y acercó su boca a mi oreja para susurrarme que "estaba muy buena". Yo giré la cabeza hacia atrás para intentar susurrarle también al oído "y tú estás casado". No dijo nada. Se limitó a acariciarme los hombros, desde atrás, los brazos hasta las manos pegadas a mi cuerpo. De allí se abrió camino a mis caderas. Y empezó a moverse como si me quisiera bailar, y que yo le siguiera. Reconozco otra vez que me estaba poniendo muy cachonda. Me resultaba curiosa la rapidez con la que estos dos tipos eran capaces de calentarme. Es algo que nunca me había sucedido antes. Siempre he necesitado mi tiempo para empezar a lubricar y estar dispuesta al sexo físico, pero esa tarde todo ...
«12...5678»