Esa flor húmeda que guardas entre tus piernas - Relatos Eróticos

Esa flor húmeda que guardas entre tus piernas

Cuando realmente mis ojos entraron en los tuyos ya era demasiado tarde para escapar de lo nuestro.

Tu respiración era mi respiración, tus huesos eran mis huesos.

Sabía por intuición que las flores tarde o temprano acaban muriendo y lo nuestro un día u otro se podía acabar marchitando, pero la eternidad que aquellos momentos contenían siempre vivirán conmigo, momentos de rozar el cielo... mis manos acarician tu piel desnuda, tus (sus) miradas de complicidad y alguna que otra más provocadora mirada que tus(sus) ojos clavaban en mí.

Despertaba en mí, a la vez que ternura, esa pasión desenfrenada con la que lujuriosamente pretendía y casi siempre conseguía despertar en ti, esa bestia del placer desbocada y enloquecida que gritaba, gemía… se estremecía fuera de cualquier control sobre sí misma.

La flor la descubrí entre sus piernas... la besaba, su lengua y la mía jugaban, nos dábamos placer sin pensar… todo era un baile y mi lengua juguetona fue bajando por su cuello, se entretuvo con aquellos duros pezones que despertaron al rozar aquella lengua mía con los que se los lamia.

Sentí el calor de algo que ocultaba entre sus piernas... algo que mis dedos querían descubrir... bajé hacia abajo y abrí sus piernas con mis manos para descubrir aquella flor, aquella flor que escondía entre sus piernas... con mi lengua quise probar su sabor... y aquella flor se abrió para mi y de aquella húmeda flor salió aquel néctar que lamí mientras chorreaba entre sus piernas.

Me comí aquel coño, su coño... tu coño húmedo que me entregaste, esa flor húmeda que me guardas entre tus piernas.