1. La fascinación de travestirme y sentirme mujer (Parte 1)


    Fecha: 14/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Carl, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando advertí que a mi vecino le iba hacer de mirón mientras salía desnudo del baño, recién duchadito y me tocaba sutilmente mientras me travestía, decidí que quería estar con él, ofrecerme abiertamente a sus perversiones y disfrutar de un macho, de su verga y hacer mías esas sensaciones propias de mujer.
    
    Ramón es un maduro de esos que prefieren hacerse una paja a coger con su mujer. Ramón tiene 48 años y quiere cama, pero no la suya. Mi nombre es Daniela, tengo 21 añitos y me gustan exactamente como él. Y me da morbo precisamente porque es un "vejete morboso" que babea -como todos- por cepillarse un culito travestido con sorpresa en la delantera, la mía ronda los 17 y la suya mide a precisión de flexómetro, 21 gruesos y venosos centímetros deliciosos de carne en estado de erección total.
    
    Nos separan apenas dos metros entre ventana y ventana, en teoría sabía perfectamente cuándo estaba solo, qué tiempo lo estaba y claro, a qué dedicaba ese tiempo de soledad. Su mujer, la peluquera del barrio subía a casa a las siete y media de la tarde y ramón luego de cenar con ella (no tienen hijos), se marchaba al bar que es de su propiedad para regresar pasadas las cuatro de la madrugada. Por mi parte yo estudio hasta las dos y suelo llegar a casa a las tres. Almuerzo, me ducho y a jugar a ser la nena para volver a la realidad a las nueve, hora en la que regresan mis padres del trabajo. Soy hijo único (o mejor, hija), guardo muy en secreto mi orientación aunque soy demasiado ...
    ... evidente en mis gestos y así mismo guardo en lo más profundo de mi armario ropita sexy de niña que suelo conseguir en mercadillos o en tiendas de lencería que al comprarla digo que es para mi novia.
    
    Mis hormonas revolotean las 24 horas del día y como gay pasivo, sí, he mantenido relaciones con algunos chicos de la universidad y del barrio. Ya no soy virgen y sé a qué sabe el semen ajeno y mío propio.
    
    Ramón se me hizo visible y deseable una noche en la que mientras cenábamos llamó a la puerta. Su piso si bien queda frente al nuestro, ambos se comunican por un pasillo común que hace un semi-rectángulo entre ambos bloques. Apuntar que Ramón y su mujer Raquel son muy buenos amigos de mis padres, ramón y mi padre suelen jugar tenis y Raquel es la peluquera de la familia. Pues mi "futuro marido" traía consigo una invitación para el fin de semana a una barbacoa en su casa del pueblo. Mi padre lo hizo pasar y ramón se sentó a mi lado. Traía puestos unos vaqueros y marcaba paquete. Pinta canas y lleva gafas, cosa que me enloquece en un hombre, de manos grandes y gruesas -igual que su verga- pude sentirlas en mi espalda pues al ponerse en pie me agarró por los hombros y me dio un par de palmadas. Creo que me convencí en aquel instante de que ese semental iba a ser el que me "desvirgara" por vigésima vez y de que me dejaría hacer de todo y como quisiera.
    
    Esa noche ardí en deseos, me estimulé vía anal con el pepino más grande que encontré en la nevera y acabé haciéndome un facial con ...
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