1. Conociendo mi sexualidad III


    Fecha: 13/08/2019, Categorías: Masturbación Autor: latosita, Fuente: SexoSinTabues

    Es posible que necesites leer los relatos anteriores para saber cómo empezó todo: Parte 1: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-45016.html Parte 2: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-45055.html Por supuesto que continué con la autosatisfacción y el conocimiento de mi cuerpo, por ejemplo, había aprendido que durante la menstruación podía experimentar cambios como dolor o mayor sensibilidad en mis pechos o que las molestias de cada 28 días se pueden aligerar gracias a un buen orgasmo, también tenía ya una rutina para tocarme (como si se tratara de ejercicios) e incluían sus respectivas repeticiones; claro que también aprendí a improvisar de acuerdo a la fase de mi periodo o mi estado de ánimo, a veces lo hacía lento y con calma, pero otras, lo hacía con gran vigor. En fin, unos meses después de haber cumplido 14 años, me sentía toda una experta en el tema de proporcionarme placer y eso que todavía no me atrevía a meter los deditos en mi vagina, no por falta de ganas, sino por exceso de miedo, porque todavía me faltaba mucho por saber, no solo de mi cuerpo, también de la virginidad y todo lo relacionado con el sexo, además de los prejuicios que me regaló mi mamá. Regresando de vacaciones decembrinas, un chico que vivía cerca de mi casa me pidió ser su novia y acepté gustosa; me puse feliz por tener mi primer novio, tanto que me dejé llevar por el romanticismo y hasta pausé toda actividad de autocomplacencia durante las primeras semanas; el primer beso fue ...
    ... rápido, de esos que les llaman “de piquito” y tenía tanta ilusión que aún conservo un bello recuerdo, lo sigo llevando muy grabado en mi mente, como una fotografía. Con el paso del tiempo, juntos aprendimos a darnos besos más prolongados (mucho), usando también la lengua y, por supuesto, también a acariciarnos, bueno, más él a mí, la primera vez que puso su mano en mi pecho, me separé y abrí mucho los ojos, pero no dije nada, me quedé ahí sin mover ni un dedo; él quiso retirar la mano y fue cuando reaccioné, tomándola con la mía y colocándola nuevamente en mi seno izquierdo, luego lo abracé y lo volví a besar con más ganas. En la escuela, mis compañeras a veces se ponían a hablar de sexo, que debes sangrar y no te puedes quedar embarazada la primera vez, que si es doloroso o que si se siente algo cuando se rompen el himen y cosas por el estilo. Recuerdo que a una de ellas (digamos que se llama Paulina) se le salió decir que duele la primera vez pero ya que te acostumbras es algo fantástico; inmediatamente puso cara de “ay, ya la regué” y todas las demás comenzaron a tratarla como si fuera una diosa, su expresión se volvió la de alguien exitosa y autosuficiente, hagan de cuenta que era una famosa doctora especialista respondiendo preguntas en una rueda de prensa; yo, por ser tímida, solo me limitaba escuchar y tomar nota. Una de las compañeras estaba próxima a cumplir sus quince años y organizó una piyamada en su casa, una semana antes de la fiesta; éramos 6 y sus papás no tuvieron ...
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