1. La traicion de un sueño


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Intercambios Autor: cliksexy, Fuente: RelatosEróticos

    Un fin de semana de septiembre, cuando el verano ofrecía sus últimos días de calor, estando en un bar tomando una cerveza por la noche, nos encontramos a un viejo amigo mío, con el que había estudiado en la Universidad. Despues de lógico saludo y un poco de charla trivial, nos invito a la fiesta que daba al día siguiente en su casa. La verdad es que cuando se fue y lo comentamos, nos apetecía a los dos, a pesar de que habíamos estado de vacaciones una semana antes, solo habían sido tres días, y nos atraía el cambio de ambiente por una noche. Además, seguramente conocíamos a algunos invitados, por lo que no seríamos dos desconocidos aislados.
    
    Después de una tarde de playa, dejamos a los niños con los abuelos y nos fuimos a casa a ducharnos y vestirnos para la fiesta. Nos pusimos ropa fresca porque ese día estaba siendo uno bastante caluroso. Mi mujer se puso un vestido negro de gasa, suelto, por encima de la rodilla y cruzado en el pecho, por lo que unido a las buenísimas tetas que tiene y al sujetador negro de encaje, le hacía un canalillo espectacular y … bastante vistoso. Debajo unas braguitas negras tipo culote con un ribete de encaje en toda su terminación. Yo me puse igualmente cómodo, un pantalón blanco de tela, una camisa blanca y unas sandalias de cuero negro.
    
    Antes de ir a la fiesta y por si acaso no había de comer, pasamos por un bar de tapas que hay cerca de casa. No nos sentamos, sino que pedimos en la barra. Mientras charlábamos yo no podía dejar de mirar ...
    ... las tetas de mi mujer, aguantado la erección como buenamente podía. Detrás mía se puso un chaval joven, de unos 20 años, a pedir para llevarlo a la mesa. Vi que mi mujer me sonreía, pero con una risa mezclada con pudor, como cuando algo le da un poco de verguenza. Me giré disimuladamente a llamar al camarero y observé que el chaval no quitaba ojo de las tetas de mi mujer. Me volví y nos sonreimos los dos. Yo le dije que no pasaba nada porque le mirasen las tetas, primero porque a ella le gustaba, aunque dijera que no, por eso se ponía esos escotes y segundo porque estaban dignas para admirarlas. En un gesto de descuido, para colocarse mejor en el banco alto en el que estaba sentada, abrió demasiado las piernas para tener equilibrio y el vestido al ser cruzado se le abrió más de la cuenta, dejándome ver sus bragas, en las que se marcaba perfectamente su coño. Fue una vista fugaz, pero más que suficiente para que ya no pudiera evitar una erección tremenda, que me obligo a colocarmela bien en el slip. Aunque lo hice con disimulo ella se dió cuenta y con disimulo se acercó a mi y me la acarició con fuerza por encima del pantalón.
    
    - “Parece que estamos poniendonos malo, ehh” – dijo riéndose.
    
    - “Hombre, si te parece. No te basta con enseñarme las tetas, a mi y a todos, que me enseñas el resto. Normal ¿no? – conteste con el mismo tono de broma.
    
    Terminamos de cenar y nos fuimos a por la moto. Cuando entramos en el garaje no pude aguantarme y la abrace por detras, llenándo mis ...
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