1. El placer de lo desconocido


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: cliksexy, Fuente: RelatosEróticos

    Era una noche primaveral. Mi mujer y yo habíamos planeado ir a tomar algo y luego al cine. Hacía muchos meses que no ibamos al cine, ya que con los niños se hace complicado salir, y cuando teníamos ocasión era por algún acto, una cena, o algo especial, pero casi nunca una noche para nosotros solos. Ya digo que era una noche con temperatura casi primaveral, no hacía apenas frío. Yo iba con unos vaqueros, una camisa y un chaleco, algo informal. Ella llevaba una falda, suelta, por encima de la rodilla, una camisa blanca que le aprieta los pechos, pareciendo que piden a gritos salir de su prisión y una chaqueta también informal, pero con unos tacones inusuales en ella, muy altos. Al principio no sabía que ropa interior llevaba, luego me enteré bien. Ya llegará esa parte del relato. Pero no me hacía falta, la forma de sus pechos, el canal que formaban y que aparecía imponente, invitando a pasar mi boca por él, los tacones y, sobre todo un olor riquísimo a perfume (no hay nada más excitante que una mujer arreglada y que huela bien) hacían emanar un sentimiento de pasión y lujuría irresistible.
    
    El caso es que nos fuimos al centro comercial que tenemos cerca de casa, donde hay cines y un par de sitios para poder cenar algo, sin tener que sentarte en plan restaurante. Por el camino, abracé a mi mujer mientras paseabamos, pasando una de mis manos por su hombro y dejándola caer a sus pechos, introducía mi dedo índice por su canalillo sintiéndo la inmesidad que forman sus tetas. Ella ...
    ... reía y trataba disimuladamente de sacar mi mano de allí, para que no diesemos la “nota” por la calle. Tomamos algo en una cervecería del mismo centro comercial. Nos pusimos en una barrita para compartir, uno enfrente del otro. Mi visión de sus tetas, de lo que se veía y de lo que se podía imaginar, era perfecta. Después de dos o tres cervezas el efecto de la visión y el aroma de mujer empezaron a turbar mis pensamientos y alterar mi líbido, así que tuve que realizar un disimulado gesto y acomodarme la polla y como mi mujer se dio cuenta, me sonrió, bebió un sorbo de la copa de vino que estaba tomando y se relamió los labios, al tiempo que apretaba sus brazos, lo que hizo que su pecho aún resaltara más. El efecto fue inmediato y como pude, menos mal que llevaba un vaquero, disimule la tremenda erección que provocó. Terminamos y nos fuimos a la taquilla, no queríamos ver nada especial, simplemente nos apetecía un rato de cine, con chucherías y palomitas, tranquilidad y relax. Ni en un remoto sueño nos imaginábamos lo que ocurriría en un rato. Ella quiso ver una peli de esas que yo llamo “caramelito”, romántica, amorcitos un poco de risitas. En fin, como sabía que perdería la discusión, ni lo intente así que saqué las dos entradas y nos aprovisionamos de chucherías, palomitas y agua en abundancia. Mientras comprábamaos nos percatamos que no había nadie en el cine, por otro lado podría ser normal para un día laborable entre semana, pero no tan solitario. Así que nos entramos en ...
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