Un escarmiento para mi mujercita - Relatos Eróticos

Un escarmiento para mi mujercita

Pasó una semana entera desde la última visita de ese mecánico en mi casa. El tipo realmente desapareció de nuestra vista…Anita se había calmado bastante después de haber sido casi destrozada analmente en mi arranque de calentura y desde esa noche habíamos retomado nuestra vida sexual en forma normal.Una mañana recibí un llamado del mecánico mientras estaba en mi trabajo, para decirme que seguía cabreado por la conducta de mi esposa…Ya tenía planeado un buen escarmiento para ella. Me pasó una dirección en un barrio un poco alejado del nuestro, diciendo que esa misma noche yo debía llevar a Ana para que recibiera su castigo y que, por supuesto, podría quedarme a presenciar todo, ya que esa era mi fantasía.Le respondí que debía consultarlo con mi mujercita y que no sabía si íbamos a continuar con toda esta relación, porque ya me estaba incomodando bastante el maltrato que él nos daba a ambos.“Víctor… vas a entregarme a esa putita y terminada la discusión”Colgué el tubo sin contestarle y enseguida llamé a Anita.Por supuesto ella estaba encantada con semejante propuesta, siempre la idea de ser humillada y sometida la excitaba mucho.Después de tantos días sin saber nada de Eduardo, ya estaba dispuesta otra vez para ser maltratada por ese hijo de puta, de quien yo no podía terminar de comprender la terrible atracción morbosa que ejercía sobre nosotros.Regresé temprano a casa, encontrándome con una agradable sorpresa: Anita me estaba esperando en el living vestida solamente con ...

... unos minúsculos pañuelos de tul color negro transparente que dejaban adivinar sus esculturales curvas y unos zapatos de taco aguja que realzaban sus increíbles piernas.Era una visión realmente espectacular. Ronroneó suavemente:“Podrías aprovechar ahora; esta noche me van a arruinar…”Esta vez ni siquiera llegamos a nuestra habitación. Me fui sacando la ropa a tirones mientras la perseguía por la escalera, pero antes de llegar arriba la alcancé y comencé a arrancarle las pequeñas piezas de tela de su cuerpo con mis dientes, al tiempo que ocupaba mis manos para terminar de desvestirme.Ana mientras me lamía el cuello con su increíble lengua.Sus labios vaginales ya estaban bien lubricados, así que la penetré en una sola embestida que casi me hizo acabar antes de llegar al fondo de su cálida y empapada vagina.Comencé a bombearla salvajemente, disfrutando de como gritaba y jadeaba bajo el peso de mi cuerpo.Ana me regaló tres increíbles orgasmos antes de que yo mismo acabara dentro de ella; fue algo único.Nos quedamos allí en la escalera recuperando el aliento y luego Anita me tomó de la mano y me llevó al dormitorio, ubicándose boca abajo en la cama, ronroneando felinamente mientras me pedía que le hiciera la cola.Mi verga se levantó automáticamente, lista para cumplir semejante solicitud. Me acerqué a la cama para que Ana la lubricara con un gel especial. También untó la entrada de su estrecho ano, porque justamente ese gel facilitaba la dilatación.Muy despacio la fui sodomizando, ...