1. En el vestuario del gym


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Noah y si bien puedes leer este relato de forma independiente, puedes elegir leer su primera parte haciendo clicAquí.
    
    - Siento que he cumplido una fantasía - le dije a Vicentín. - Incluso una que ha superado mis expectativas.
    
    Hugo Vicentín, mi psicoanalista, no respondió. Decir que le hablaba a él, en realidad era muy relativo. Como hago diván, la mayoría de mis oraciones iban dirigidas hacia una pared blanca, en cuyo centro superior estaba enmarcado su diploma de licenciatura. Y Vicentín utilizaba esa desesperante técnica de no hablar demasiado, al punto que a veces no sabía si realmente estaba escuchándome o acaso se había dormido mientras yo relataba mis monólogos.
    
    - Bruno y yo tuvimos un torpe primer encuentro en el vestuario hace tres meses atrás - le expliqué. - Pero fuimos interrumpidos por Edgardo, el dueño del gimnasio y un gran referente de castración en mi vida. Nunca se enteró que esa oportunidad, en realidad, estábamos en el mismo cubículo de ducha y yo estuve a punto de mamársela al mejor alumno que tenía.
    
    - Y ese encuentro interrumpido fue generador de fantasías - dijo Vicentín, que sí me estaba escuchando.
    
    - De muchas - afirmé. - Porque Bruno es casado, o al menos mantiene una relación estable con una mujer y creo que tiene una hija. Ese día había decidido experimentar conmigo porque no fue ningún alumno más de mi turno. Sólo tuvimos un par de juegos con las manos, cuando Edgardo nos interrumpió. Tras ello, no volvimos a ...
    ... hablar del asunto y poco a poco fui asumiendo que quedó en el olvido indefinidamente.
    
    Recordé experimentar cierta desilusión al comprobar que la historia no continuó tras la interrupción. Quizá en mi ley de no presionar, me pasé de la línea y mi no intervención fue recibida como indiferencia. Pero lo cierto es que los primeros días, quedaba colgado por Bruno esperando alguna clase de indicio de que su deseo continuaba vigente. Tampoco nunca lo percibí de su parte.
    
    - Después del accidente de Edgardo y asumir al cargo de entrenador en el gimnasio, mis energías frustradas estuvieron vinculadas hacia cosas que sí podía hacer - continué explicando. - Y tomé la labor de entrenar a Bruno con profesionalismo, como al resto de mis compañeros. Así que durante un mes, fue simplemente un alumno más.
    
    - Hasta anoche.
    
    - Hasta anoche - repetí. - Como llovía torrencialmente, nadie del horario de las 19, el último turno de CrossFit, apareció. Excepto él. Creo que vio la oportunidad perfecta, porque volvió a repetir los viejos patrones de seducción. Y no es que yo sea una persona a la que le cueste mucho ser seducida. Simplemente fue hacia el vestuario, se desnudó y me llamó, con la excusa de que le alcanzara su mochila que convenientemente se olvidó en la entrada del gimnasio.
    
    - Ajam... - sentenció Vicentín. - Se olvidó.
    
    Era obvio que lo había armado de aquella manera. Pero lejos de parecerme rebuscada, me causaba gracia todas las molestias que se había tomado para llamar mi ...
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