1. Mi hermosa hermana me esclavizó.


    Fecha: 05/07/2019, Categorías: Masturbación Autor: axel, Fuente: CuentoRelatos

    La hermosura sensualmente despampanante de mi hermanota mayor, siempre fue cosa que me tuvo hirviendo. Desde mi temprana niñez cuando vivía yo oliendo y chupando sus medias sudadas o sus bombachas y tanguitas, creciendo así en esa permanente calentura atroz por ella y siendo siempre de ella su más sumiso alcahuete.
    
    En casa, somos mamá, ella, y yo. Mamá siempre supo que yo estaba enamorado de ella, pero sólo reía y reían las dos.
    
    Los años pasaban y pasaban y yo vivía en esa constante tortura de estar cada día más caliente por mi hermosa y escultural hermanota, y ella siempre teniendo hacia mí ese cariño de hermana buena que jamás quería aprovecharse de mí, pero que yo sentía como una tortura ya que mi más ardiente deseo, era el de sentirla sobre mí haciéndome las cochinadas más puercas.
    
    Cuando cumplí mis 18 añitos, me hicieron una fiestita a la que vinieron muchas amigas tanto de mi colegio como de la facultad a donde ella concurre; y en dicha fiesta, varias andaban demostrando hacia mí, "demasiados afectos", por decirlo de alguna manera...
    
    Me hacían posar junto a ellas para tomarse una y mil y cien mil fotos que inmediatamente subían a sus ‘fei’, y había muchas, donde me hacían posar junto a ellas, en maneras bastante subiditas de audacia. Mi hermana... empezaba a quedar algo más que inquieta y celosa.
    
    Debo decir, aunque quede inmodesto, que mi figurita masculina está bastante más que aceptable en ese gusto femenino de vernos a los hombres, y ya ahora, con ...
    ... esa edad a la que había llegado, pues... las muchachas tal vez tenían justificados sus motivos por los cuales así comportarse cuando mi cumple.
    
    Bien; la fiesta terminó y cada cual se fue para su casa, y cuando quedamos solos... mi hermosa hermana era una fiera conmigo: Por cualquier cosita me peleaba -cosa jamás común así en ella para conmigo-, y yo me amilanaba sin defenderme ni contestarle siquiera, -cosa que más a ella la enfadaba-, y aquello era evidente que lo suyo, no eran cosa más que... ¡celos! Sí, ¡aleluya!: ¡celos! ¡Celos! ¡viva la pepa!
    
    Al siguiente día, mi hermana rendía en la facultad, uno de esos exámenes bien cojonudos y de los cuales sacárselo de encima, era como ganar una batalla final de las trascendentales en la carrera. Y va, y... ¡lo salva aprobándolo con sobrada suficiencia exitosa! Era "el anochecer de un día agitado", y era, además, uno de esos calurosísimos días de primavera con una humedad de esas bien puercas done la ropa se te pega al cuerpo y se transpira constantemente, y llega mi hermosa hermanota estando yo solito en casa ya que mamá estaba de viaje fuera del país, y eufórica y a las carcajadas por su éxito, entra alzando sus brazos viniendo hacia mí en carrera alocada abrazándome y nos reímos alocadamente celebrando su éxito y saltábamos en loca alegría y yo sentía sus sudores y sus axilas sudorosas pegadas en mi cara que yo besaba y besaba y ella reía y reía y se monta sobre mis hombros montándome así al tiempo que me ordenaba llevarla y ...
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