1. Habitación compartida.


    Fecha: 25/06/2019, Categorías: Anal Gays Hardcore, Autor: bi_gym_40, Fuente: xHamster

    Por esas cosas de la vida, había encontrado empleo en otra ciudad ubicada en otro país. Tenía que mudarme entre el final del invierno y el comienzo de la primavera, ya que me habían enviado el boleto aéreo y una reservación de hotel por un par de semanas, mientras buscaba un sitio adonde mudarme. Empecé buscando sitio por mi cuenta, y a pesar de varios contactos hechos, no encontré algo que cubriera mis expectativas. Un compañero de trabajo, me dio un número de móvil para que llamara, y que al menos, lo intentara a ver qué tal me iba. No lo pensé mucho. Tomé mi móvil y marqué el número. Respondió un hombre con voz grave y profunda y quedamos para ese mismo día en la tarde. Me explicó cómo llegar en metro, que es lo más rápido para llegar y lo más barato.A la hora convenida, estaba tocando el timbre. Era una casa con unos años encima, pero para mi sorpresa, se abre una puerta ubicada al final del garaje de la casa. Salió un hombre blanco, velludo, cabello negro rizado y que llevaba un cinturón de cuero de entrenamiento. Se acercó y me preguntó mi nombre. Me invitó a pasar y así lo hice. Se veía impresionante de cerca. Tenía ojos azules y una dentadura blanca como la nieve. Me ofreció su mano, la cual acepté de buen agrado. Firme y sudada, mi mano dentro de la de él apenas se veía. Me empezó a mostrar su casa. Había un salón con una TV enorme, y con cocina en el piso de abajo, y subiendo una escalera, estaban las habitaciones y dos baños. La mía era más pequeña que la de él. ...
    ... La de él, tenía un baño incorporado. Había también un pequeño salón en el piso de arriba. El piso era de granito y estaría fresco en los días de verano, que se presagiaba caluroso. Bajamos nuevamente, y en un cuarto detrás de la cocina, estaba su gimnasio donde entrenaba todos los días. Me invitó a entrenar con él, pero le dije que yo ya estaba muy fuera de forma como para entrenar nuevamente. Me dijo que nunca era tarde para estar en forma, Que solo era cuestión de proponérselo. Además, tenía toda la casa para él solo y me dijo que le gustaba ayudar a los demás. Me preguntó mi opinión, y le dije que lo pensaría, que lo llamaría. Quedamos así y nos despedimos.Pasé los siguientes días concretando otras citas con otras personas en otras zonas de la ciudad, pero ninguna oferta lograba convencerme. Como se acercaba peligrosamente el final de la reservación de hotel, decidí aceptar la propuesta del hombre que me había mostrado su casa. Lo llamé ofreciendo mis disculpas por haberme demorado, pero me dijo que nadie más estaba interesado en la habitación, y que la tenía disponible para mí. Acordé la hora de la llegada con mis cosas y allí estaba. Esta vez, no llevaba la ropa sudada de quien termina de entrenar. Estaba vestido con una franela de lycra totalmente ceñida a su cuerpo. Llevaba un pantalón que tenía problemas para no romperse con el tamaño de sus piernas, robustas como troncos cada una de ellas. Bajé mis cosas del taxi, le pagué al taxista y él me ayudó a subir mis maletas ...
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