1. Ese delicioso y sabroso fruto prohibido


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Incesto Autor: juandeldiablo1957, Fuente: SexoSinTabues

    Me acerque lentamente a ella y le di la vuelta, con el fin de posar mis labios sobre esos nalgas tan ricas, sin perder el tiempo comencé a besar y a morder muy lenta y deliciosamente esas nalgas duras y firmes, las probé como aquel que disfruta de un rico postre, le dije extasiado, dios mío que ricas nalgas tienes, tienes unas nalgas divinas, mientras se las seguía mordiendo y besando. Mi hija, solo emitía pequeños gemidos, no lo podía creer ahí estaba con mi hija, comiéndome sus ricas nalgas, mientras que, con una mano le pasaba los dedos por la rajita de su vagina, que ya para entonces estaba empapada por sus jugos, ella sonreía, con una de esas sonrisas coquetas que siempre hacia cuando paseábamos juntos, estábamos solos, ella vivía conmigo, ya que en ese entonces estaba estudiando en la universidad. Mi verga estaba totalmente erecta e inflamada por la excitación y no lo iba a negar, el poder disfrutar su hermoso cuerpo, me ponía a mil, sin decir nada, me reincorpore, la jale por las caderas, quede arrobado por la vista de sus hermosas nalgas empinadas solo para mí, podía ver su hermosa rajita rosada, era perfecta para mi verga. Sin decir nada más, me puse detrás de ella, me iba a poner un condón, pero preferí no hacerlo por el momento, ya que quería sentir la suavidad de sus labios vaginales, le di varios restregones, disfrute lo sedoso que eran sus labios, al tiempo que escuchaba un suave suspiro y sentía un estremecimiento de ella, me coloque el condón, no lo quería ...
    ... hacer, pero no quería problemas, coloque la punta de mi verga en la entrada de su vagina y suavemente se la fui metiendo poco a poco, que rico sentía el apretón que le daba a mi verga. Me quedé estático un buen rato, al tiempo que le decía que rica estas mamita, ella lanzo un quejido de placer y satisfacción, alcance a ver que ella tenía los ojos cerrados, así que, empecé a mover muy lentamente mis caderas, saboreando el momento, se la sacaba toda y se la metía toda, firmemente, pero despacio, veía como se perdía mi verga en el fondo de su ser, ella no dejaban de emitir gemiditos de placer cada vez que la penetraba. Mientras la bombeaba, le decía, que rico, que rico mi nenita hermosa, comencé a darle más velocidad a mis caderas, mientras ella gritaba de placer cuando se la metía toda, yo estaba poseído por la lujuria, yo seguía con el meta y saca, a veces lo hacía a toda velocidad y otras veces lo hacía muy lentamente, cuando lo hacía a mucha velocidad y fuerza, mi hija me decía: “Papito me tienes loca, quiero más, más, más” el oír esto, me excitaba aún más el saber que mi hija estaba gozando, me puso en las nubes. “Papito estamos locos”, yo le dije, si nos hemos vuelto locos de amor, nos hemos vuelto locos, yo sé que tú me has deseado hace mucho tiempo, ahora relájate y disfruta, eres mi mujer, eres mía y de nadie más, que rico siento cuando te penetro, estas bien apretadita, tal como lo estaba tu madre cuando me la cogí primera vez, pero no cabe duda de que tú eres mucho mejor ...
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