1. Seduccion en el anal tercera vez


    Fecha: 22/06/2017, Categorías: Incesto Autor: flowhot, Fuente: RelatosEróticos

    ... negaba, pero con un tono dominante se dejaba hacer. Se quejaba por la molestia, pero yo aumentaba la velocidad de comida de coño para que se olvidase del otro intruso. Jugando poco a poco de esta manera, empecé a meterle ya el dedo índice y a seguir comiendo. Ella se revolvía e intentaba sujetarme... o no. Lo cierto es que no sabía que hacer porque le estaba confundiendo con tanto lengüetazo y tanto dedo, y dado que el placer que recibía era más grande que la molestia, al final asociaba esta molestia con el placer. Continué de esta manera hasta que se corrió como una loca con mi dedo metido hasta el fondo del culo.
    
    Me subí a la altura de su cara y hablé tranquilamente con ella:
    
    - ¿Te ha gustado? .- Le pregunté.
    
    - Vaya que si. Ha sido raro. Me ha gustado pero a la vez me molestaba el dedo ahí.
    
    - Ya, pero te has corrido y como ves... no duele.
    
    - Si, es verdad... pero no se... es raro.
    
    - Bueno. Mañana seguiremos con tu "adoctrinamiento".
    
    - Jajajaja, que malo eres.
    
    - Oye, si no quieres nada.
    
    - No sé. Ya veremos.
    
    Y así fue como al día siguiente volvimos a quedar para follar. Para follar como animales, porque es así como lo hacemos: como animales salvajes. En este caso ocurrió algo así como el día anterior. Se la saqué de repente y baje a comerle el coño, pero esta vez alternaba con su culo. Me había subido sus piernas a mis hombros y tenía a mi disposición sus dos agujeritos. Ella, al igual que el día anterior, era un poco reacia, pero como le ...
    ... gustaba sentir mi lengua en su culo y se dejaba hacer sin problemas hasta que empecé con los dedos. Es aquí donde otra vez empezaba a revolverse con el "que no, que no", punto en el cual aproveché para comerle el coño, que hacía que bajasen sus defensas y se dejase hacer.
    
    Luego, una vez más tranquila, volvía a comerle el culo y embadurnárselo bien de mi saliva. Estaba dispuesto a aprovechar a ver qué tal se comportaba con mi polla ese agujerito. Como algunos ya sabréis, la tengo demasiada gorda, cosa que hace que en principio asuste un poco, pero no hay nada como el saber hacer para que entre sin queja. Me subí y apunte la punta de mi rabo a la entrada de su culo. Ella clavo la mirada en la mía y me dio como cierto permiso no sin antes acordarlo de palabra:
    
    - Despacio, eh. Que va a doler.
    
    - Que no, tu tranquila que te lo hago bien.- le dije para tranquilizar.
    
    Escupí en mi mano y lo esparcí por la punta de mi capullo. Empecé ha hacer presión poco a poco. Ella a su vez iba poniendo las manos para asegurarse de que entraba hasta donde ella quería. Fue muy, muy difícil conseguir algo dado que estaba muy cerrado. Cuando ocurre esto, me tumbo encima de mis amantes y las voy tranquilizando al oído mientras hago presión en su ano con mi polla. Poco a poco.
    
    Se quejó un poco pero yo seguí empujando mientras la sujetaba la mano para que no se revolviese mucho. La pobre sudaba, y eso que apenas se había dilatado un poco la entrada. Era más el miedo psicológico que el factor ...