1. Un chico lindo, demasiado lindo


    Fecha: 22/06/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... antes de dormirse, se prometía que al día siguiente le contaría todo a sus padres, pero siempre la timidez terminaba ganándole y creía morir de vergüenza de sólo imaginar semejante confesión. Mientras tanto, don Benito lo acosaba cada vez más y a veces, cuando pasaba al lado de él le decía con su cerrado acento gallego:
    
    -Ya te voy a agarrar, niño…
    
    Lo mismo la señorita Rosa, que cierta tarde volvió a interceptarlo en el pasillo y mientras lo mantenía apretado contra ella de frente, rodeándolo con sus brazos, le puso una mano en las nalgas y mientras las sobaba le dijo mordiendo las palabras:
    
    -Qué de chirlos te voy a dar en esta colita de nena que tenés.
    
    Desesperado intentó librarse, pero ella lo retuvo más fuerte aún:
    
    -Entre Ermelinda, Pola y yo te vamos a dejar el culito rojo y ardiendo, precioso… Y Benito te lo va a romper, jejeje… -le adelantó.
    
    El terror del chico era indescriptible ahora que sabía lo que le esperaba en cuanto sus padres se fueran.
    
    Por fin llegó el día de la partida. La mamá lo llenó de indicaciones y le dejó un poco de plata en el cajón superior del ropero para sus escasos gastos. Con el carnicero había arreglado que le fiara la carne y la verdura durante ese mes y en el almacén de don Carlos podía comprar también al fiado. El chico la había escuchado tratando de concentrar su atención en lo que le decía, pero sin poder evitar la idea aterrorizante de que minutos después quedaría en la casa solo e indefenso.
    
    Habían pasado muy ...
    ... pocos minutos desde la ida del matrimonio cuando le cayeron encima. El chico estaba en el comedor tratando de distraerse viendo televisión cuando entraron la señorita Rosa y don Benito. Giró al oír la puerta y trató de escapar por el dormitorio, pero quedó paralizado al ver que allí estaban Ermelinda y Pola, sonriendo diabólicamente, como los otros dos.
    
    -Caíste, mocoso… -dijo a sus espaldas la señorita Rosa con una risita que le heló la sangre y más cuando don Benito agregó:
    
    -Por fin serás mío, niño… Voy a follarte hasta por las orejas.
    
    Los tenía detrás de él y un segundo después la señorita ya lo sujetaba con los brazos en la espalda. Sentía su respiración agitaba en la nuca mientras el viejo, Ermelinda y Pola se le acercaban lentamente, con expresiones que hablaban a las claras del goce perverso que estaban experimentando.
    
    -Por favor… No me hagan nada… soy… soy un chico, por favor… -suplicó con la voz ahogada por la angustia y el miedo.
    
    -Un chico muy lindo sos. –dijo Ermelinda pegando su cara a la del jovencito. –El chico más lindo que he visto en toda mi vida, un manjar muy apetecible.
    
    Don Benito la desplazó con un brazo y plantándose ante el chico le tomó firmemente la barbilla entre el pulgar y el índice de su mano derecha.
    
    -Dame ese morro tan lindo que tienes, niño. –le dijo mordiendo cada palabra. El chico entendió que se refería a su boca y que quería un beso y entonces movió la cabeza con violencia y se liberó de sus dedos. Esto enojó al viejo y le ...
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